A todos nosotros nos han chaqueado alguna vez los nudillos. De hecho, es habitual en el cine que un tipo duro, antes de lanzarse al combate, haga crac, crac con los nudillos (célebre era el concierto de chasquidos de todo el cuerpo que hacía Bruce Lee en sus películas). Lo cual, por cierto, no tiene mucho sentido y atendemos a la explicación de este fenómeno.
Todas las articulaciones de nuestro cuerpo están lubricadas gracias a un líquido viscoso, algo así como el aceite de los motores. Se llama líquido sinovial.
Cuando hacemos algún movimiento brusco con los dedos, su reflexión repentina podría hacer que este líquido se desplace. El ruido se achaca a los gases que acompañan al líquido sinovial (oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono), que se escapan al desplazarlo.
Este líquido tarda en absorber los gases unos diez minutos, tiempo en el que los nudillos dejan de sonar.
Pero cuidado, en algunos casos se ha relacionado a esta práctica con la aparición de artritis.
Según los expertos, la única secuela derivada del chaqueo de nudillos es que se produzcan lesiones en los tejidos blandos de la cápsula articular, una reducción en la sujeción y un ligero incremento de hinchazón en las manos, pero sólo si se trata de un chasquido muy abundante puede hablarse de consecuencias.
¿Te enteras, tipo duro?
Aunque tal vez el riesgo no sea tan elevado si tenemos en cuencoa al premio del IgNobel de 2009. El Ignobel de Medicina fue concedido a Donald Unger, un californiano que decidió investigar en la práctica si chasquear los dedos causa o no problemas de artritis en los dedos. ¿Cómo lo hizo? Decidió sistemáticamente sonar sus nudillos de la mano izquierda y jamás los de la derecha durante 60 años.
Vía | ¿Cuánto pesa la Tierra? de Ana Pérez Martínez
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