De Alain de Botton he leído casi todos sus libros, como por ejemplo, Del amor, Ansiedad por el estatus o Cómo cambiar tu vida con Proust. La razón de ello es que Alain de Botton, además de filósofo francés, intenta también ser riguroso con la ciencia, no dejarla de lado en ninguna de sus elucubraciones.
Por ello, su libro sobre cómo el trabajo se ha relacionado psicológica, social y antropológicamente con el ser humano ha sido inspiración de diversas entradas en Xataka Ciencia. Su título no podría ser más elocuente: Miserias y esplendores del trabajo. Una visión alfanumérica del asunto, así que no se queda en el apartado científico, sino que lo expande al histórico y filosófico. Y sobre todo lo hace con mucha poesía, porque Alain de Botton es un excelente escritor.
Además, el libro es una estupenda guía sobre los entresijos de muchos aspectos del comercio, como la endiabladamente compleja logística que hay detrás del reparto de todos los alimentos en las tiendas y supermercados. De la sinopsis:
Hace poco más de un siglo, nuestros antepasados aun conocían el origen de lo que poseían y comían. Estaban familiarizados con los animales, las herramientas, y tenían una relación cómplice con su entorno de trabajo. Ahora, todo nos llega envuelto en fundas cargadas de etiquetas y poco falta para que los niños crean que los pollos nacen en los supermercados. Dispuesto a romper esta barrera, Alain de Botton se aventura primero por los muelles del puerto de Londres, para desplazarse luego a una fábrica de galletas en el interior del país; luego viaja con los pescadores encargados de una fábrica de conservas, para acabar en los despachos de una empresa que se dedica a la contabilidad. Lo que más le interesa es hablar con las personas que están cerca de los procesos productivos para ilustrar las bondades de casi cualquier trabajo cuando lo examinamos de cerca. Tras estas conversaciones, nada es igual ya: la cereza que corona una galleta, la tapicería de un avión o una lata cualquiera de sardinas tienen a alguien con cara y ojos que estuvo al cargo de su proceso, y de repente el trabajo se vuelve algo menos abstracto y más cercano a los anhelos y las angustias del ser humano.
Por ello, el libro nos ha inspirado para artículos como:
-Si no cobras por tu trabajo eres idiota.
-¿Los países más "egocéntricos" e "infantiles" son los que más prósperamente se desarrollan?