Todos buscamos, en mayor o menor medida a nuestra media naranja. Unos creen haberla encontrado, aunque luego resulta que no es así. Otros se pasan la vida buscándola infructuosamente. Sin embargo, lo que arrojan diversos experimentos sobre este tema es que la gente no busca en realidad medias naranjas, sino medio pomelo, media manzana o lo que toque, según las circunstancias.
O dicho de otro modo: el amor no es tan idealista como creemos, ni siquiera entre las personas que se consideran idealistas. El amor tiene mucho más de cálculo de lo que sospechamos. Los románticos no dejan de ser fríos y calculadores, aunque en el fondo no se den cuenta de ello.
Uno de los estudios que más información nos ha aportado en ese sentido es el que se refiere a las citas a ciegas rápidas realizado por los economistas Michéle Belot y Marco Francesconi.
Ambos convencieron a una de las agencias matrimoniales más importantes de Gran Bretaña para que revelara información acerca de las actividades de 1.800 hombres y 1.800 mujeres que, a lo largo de casi 2 años, asistieron a 84 actos de citas rápidas.
De esta forma, se pudo saber quiénes asistían a tal acto, y quién le hacía una proposición de una segunda cita a quién.
Al principio los datos fueron bastante evidentes. Las mujeres invitaron a salir a alrededor de 1 de cada 10 hombres que conocieron. Los hombres, menos exigentes, propusieron un encuentro al doble de mujeres.
Todos ponemos imaginarnos, también, que los individuos que recibieron más propuestas para un encuentro fueron los hombres altos, las mujeres esbeltas, los no fumadores y los profesionales.

Pero la sorpresa llegó al comprobar que, a partir de casi 2.000 citas rápidas distintas (100 horas de conversación forzada), la gente parecía cambiar sus exigencias dependiendo de quién se hubiera presentado a la cita rápida. De esta forma, no parecían estar buscando a un estereotipo, ni a un príncipe azul, ni a una media naranja. Sólo se quedaban con lo que había, adaptándose.
Por ejemplo, los hombres prefieren a las mujeres que no tengan exceso de peso. Podrías, tal vez, pensar entonces que, si durante una noche determinada se presentaran el doble de mujeres con sobrepeso de lo habitual, ésta sería una noche en la que sólo unos pocos hombres propondrían una cita. Pues en absoluto: los hombres realizan sus proposiciones con la misma frecuencia, así que, cuando acuden el doble de mujeres con sobrepeso, recibe propuestas el doble de mujeres con sobrepeso.
Estos cambios en las preferencias también se observó entre las mujeres. Ellas preferían a los hombres altos. Pero si a las citas se presentaban pocos altos, entonces los bajos tenían más suerte. También pasaba con los hombres cultos: si aparecían pocos cultos, entonces triunfaban los que no lo eran tanto.
Si esta gente realmente buscara una pareja de un determinado tipo, podríamos suponer que, a la ausencia de tal persona, respondería tomando el autobús de vuelta a casa, encogiéndose de hombros en un gesto de desilusión y resignándose a pasar la noche del sábado delante del televisor, a la espera de un mejor número de asistentes en la próxima cita rápida. Pero eso, sencillamente, no es lo que ocurre. En vez de ello, la gente responde a los exiguos resultados bajando sus estándares.
Esto no demuestra que las personas sean poco exigentes a la hora de buscar pareja. Lo son, pues los hombres sólo escogían tener un encuentro con 2 de cada 10 mujeres; y las mujeres con 1 de cada 10 hombres.
Lo que sí muestra este estudio es que somos más exigentes cuando podemos permitirnos serlo, y menos exigentes cuando no podemos. O como lo expresó Francesconi: “a quien le propones una cita está en función, en gran parte, de quién esté casualmente sentado frente a ti en ese momento. En este caso, esto es algo que obedece, en buena medida, al azar”.
Dicho de un modo un tanto tosco, cuando del mercado de las citas se trata, nos conformamos con lo que podemos conseguir. Francesconi me dijo que, según sus cálculos, nuestras ofertas para salir con un fumador o un no fumador representan, en un 98 por ciento, una respuesta a (no hay una forma más delicada de decirlo) las condiciones del mercado, y que sólo el 2 por ciento están guiadas por deseos inmutables. Las proposiciones a personas altas, bajas, gordas, delgadas, profesionales, empleadas, cultas o incultas están, en más del noventa por ciento de los casos, determinadas por lo que está disponible esa noche.
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Aylos
A mis 22 años ya hace más de cinco que no intento tener ningún tipo de relación con otra mujer. De hecho, los pocos intentos de relaciones que tuve en mi pasado no llegaron a superar los dos meses y siempre terminaba cortando sistemáticamente con las chicas. Para ir más lejos, aún soy virgen y no parece que tenga demasiada prisa en romper con esa condición.
En otras palabras, me considero una persona bastante Asexual, por lo que siempre me resulta raro ver las relaciones de extrema facilidad que llevan los demás. Cuando Sergio nos dice que las mujeres SOLO cogen a uno de cada diez hombres, a mi me parece una barbaridad. Es decir, uno de cada diez significa que en diez minutos en un bar puedes optar por al menos una o dos personas para entablar una relación. Me parece muy poca exigencia para ello, y más teniendo en cuenta mi manera de ser.
En la serie de “Cómo conocí a vuestra madre”, en uno de los capítulos, un hombre hace un truco para ligarse a una de las protagonistas que se basa en presentarse desnudo ante ella, lo cual hace que dos de cada tres ocasiones terminen enrollándose. Cuando ella les cuenta eso a lo demás colegas, uno de ellos le dice “no sé, da la sensación de que lo único que hay entre tu y el sexo es la ropa”. Esa es un poco la visión que me da el “uno de cada diez hombres”.
Pero al margen de eso, como ya dije, no tengo el menor interés en buscar pareja. Me gusta vivir solo. Y siempre lo digo... no se porque la gente se empeña en tener pareja, cuando en ningún lugar está escrito que debamos tener pareja. Me da la sensación de que es un aspecto meramente cultural, que simplemente nos dicen que debemos tener pareja porque así es más fácil contabilizarlo todo. Pero la realidad es que no somos monógamos, si no todo lo contrario. Desde siempre y más estos últimos años, las personas cambian de pareja constantemente, dejando claro que muy pocos se separan solo ante la muerte tras muchos años de matrimonio. Pero no, aquí estamos todos empecinados en encontrar pareja, como si eso fuera a solucionarnos la vida o algo así... y mira, yo hace ya bastantes años que vivo sin tener ni buscar pareja y no me siento un mártir o estoy enfermo ni nada por el estilo, de hecho soy feliz como el que más.
Así que acompañando las palabras de Oscar Wilde... “Bigamia es tener una mujer de sobras, monogamia es lo mismo”.
tamsib
Creo que el estudio aunque interesante es sesgado, ¿quien va a una cita rápida? yo ni me lo plantearía. No digo que esté mal, pero es un tipo de gente particular. Estoy de acuerdo con Aylos en que no es necesario tener pareja, pero la sociedad está montada para vivir en pareja, yo también viví solo mucho tiempo y la comida los gastos del piso etc. eran mucho mas difíciles de llevar que en pareja (por poner un ejemplo). De todas formas vivimos en la ilusión del amor romántico de película americana y lo cierto es que vivir en pareja necesita esfuerzo por ambas partes y una cierta miopía hacia los defectos del otro, así como una coincidencia en ciertos aspectos que te lleven a tener una vida más cómoda. Vivir en pareja tienen que ser como andar en zapatillas, cómodo y caliente.
jaimebcn
Lo que puedo deducir es que te gusta poco relacionarte. O bien buscabas a tu media naranja en cualquiera de tus anteriores parejas. Consciente o inconscientemente.
Sinceramente (aunque parezca un consejo un poco burdo y banal): Sal, conoce gente, viaja si puedes, no pases tanto tiempo delante del PC y dejate de estudios y tantos por cientos. Disfrutar de una vida sexual plena no significa tener pareja o una relación (A esto se les llama vulgarmente fo**a-amigas). Déjate llevar y disfruta!.
Eres joven, ya cambiarás. Jeje.
H3CNO
Cada persona es un mundo, de educación, intereses, personas que le influyen... A lo mejor antes no había divorcios, pero los tíos con relación no satisfactoria se buscaban "líos" o se iban de putas, o se dedicaban al pluriempleo para ir a casa solo a la hora del fútbol. Incluso estaba bien visto que el tío tuviera un lío, así su esposa podía presumir de que era muy hombre (recomiendo la trilogía de Arturo Barea, un reflejo fascinante de la sociedad española de 1900 a 1936 donde descubrí esa "perla" de la relación de pareja).
Tampoco creo que ahora haya "demasiados divorcios". Si pienso en un colectivo tipo, el de los padres de los compañeros de clase de mis hijos, habrá menos de un 10% de padres divorciados o separados (quizás haya bastante más que lo estén dejando para cuando los chicos sean mayores, no sé).
Muchos adolescentes (tengo dos en casa) y jóvenes de hasta veintipocos están inundados de hormonas y de ganas de experimentar, presumir y "demostrar" ante sus coleguis. Y es una cosa bastante normal, yo diría que a un 50% frente a la actitud más reflexiva y preventiva, aunque ambas normalmente transitorias. Yo pienso que la "promiscuidad" -controlada- no tiene por qué ser necesariamente negativa: más experiencia, mejor preparado para distinguir lo que realmente te gusta, más materia para pensar, salvo que te pierdas otras cosas como el estudio, lectura, arte, viajes, deporte, verdadera amistad, etc, etc. No lo considero ni la única ni la mejor o más habitual práctica, y en una sociedad + o - permisiva y sin demasiados lastres culturales ya vemos que hay mucha diversidad en cuanto a cómo se expresa el comportamiento humano.
Sencillamente: lo que a cada uno vaya bien intentando primero no hacer daño a nadie, y segundo tampoco a uno mismo. Y no preocuparse demasiado sobre cómo somos, sino hacer lo que pida el cuerpo (cerebro incluido XD!) sin molestar.
isabelissima
Creo que en este estudio han obviado un dato extremadamente importante: se ha realizado teniendo en cuenta los actos de personas que pertenecen a una agencia matrimonial... de lo cual se debió deducir que, dada su membresía a este tipo de "colectivos", para estas personas las características de los candidatos no debían ajustarse precisamente a sus exigencias, sino más bien, tal y como indican los resultados del estudio, sus exigencias se adaptarían a los candidatos...
Me explico: las personas que se inscriben en este tipo de agencias quieren un compañero a toda costa, y no van a ser exigentes dándose media vuelta si no encuentran lo que buscan, no; sino que van a elegir entre lo que haya, pues al fin y al cabo, el propósito no es el de una agencia "de media naranja", sino el de una agencia matrimonial, (sin especificar la fruta).
sofita
Esta entrada ha generado de los mejores comentarios que he leído. Entiendo a la perfección el comentario de Aylos y también me parece que actualmente se vive un frenesí de relaciones que, evidentemente, no me parece mal, pero no es para mí. De hecho, ahora estoy en la fase "conócete a ti mismo" que dices, ripavife. Creo que es lo más importante.
ripavife
De mis pocas aventuras y desventuras amorosas (menos de 10.000 horas :P) he aprendido que lo mejor es hacer caso a los antiguos griegos y aplicarse firmemente el principio de "conócete a ti mismo". Solo cuando te conoces bien podrás estar bien con otra persona, y también podrás estar bien solo, mientras que si no te conoces estarás mal de ambas maneras. Las personas que buscan una pareja que las complemente están condenadas al fracaso antes de comenzar, claro que convivir con otra persona te ayuda mucho a conocer lo que no sabías de ti mismo.
lizmgt
Muchas veces hemos oído hablar del amor a primera vista, sin embargo también hemos escuchado que de la vista nace el amor, sin embargo.. en aquella cita a ciegas todo depende de una mezcla de factores tanto externos como internos que harán que conozca a una persona que le haga feliz, podríamos decir que por ejemplo tiene “ese algo” que no nos explicamos .. aun sin ser de nuestro tipo por lo que en ausencia de ciertos factores previamente mencionados hacen que se complemente ese algo con la manera de ser. Tantas parejas disparejas que no nos explicamos cómo pueden llevar años de relación y conozco casos en los que solo unas semanas bastaron para después vivir toda la vida juntos…
Interesante el tema..
3208
estoy contigo Aylos, tengo 26 años, me gusta tener pareja pero no convivir.
thx1138
Aylos te doy la razón en todo. Bravo !! Tengo 29 y estoy en la misma situación que tú :( Después de estudiar las relaciones de compañeros y amigos, he llegado a la conclusión que la gente busca pareja para no estar solos o por intereses personales. Que muy pocas parejas son fieles, tanto en parejas hetero y homo, y que la mayoría no duran más de dos años.
Las relaciones humanas son muy difícil y las relaciones puras ya no existen.
agmonferrer
Pues yo lo veo todo un poco mas sencillo. Estamos programados cada uno de forma individual, tanto, que no podriamos decir jamás que el ser humano, en general, es una cosa o la otra. Puedes darte un paseo por el mundo, y siempre encontrarás una opinión distinta
Yunni
Despues de leer este articulo, ya se cual es el secreto para el exito en conquistar chicas: ¡Eliminar a la competencia!