La empatía es la capacidad de ponerse en la piel del otro. El término deriva de la palabra alemana Einfühlung, acuñada por Robert Vischer en 1872 y empleada en estética alemana: se refiere a cómo proyecta el observador su sensibilidad en un objeto de adoración o contemplación. El origen biológico de la empatía son las neuronas espejo, descubiertas a principios de la década de 1990 por un grupo de científicos dirigido por Giacomo Rizzolatti, aunque no llegaron a comprender plenamente el hallazgo hasta varios años más tarde.
La empatía es una cualidad propiamente humana (aunque no hace mucho que los biólogos han comenzado a descubrir manifestaciones conductuales primitivas de la empatía en muchos mamíferos). La empatía es el rasgo que favorece la cooperación en el ser humano, una cooperación que, en tiempos de internet, podría cambiar el mundo para siempre de una forma que ni siquiera somos capaces aún de atisbar. Éstas y otras cuestiones sobre la empatía son las que trata magistralmente, con abundancia de datos y bibliografía, el prolífico autor Jeremy Rifkin en uno de sus mejores libros, después de La sociedad del coste marginal cero: La civilización empática.
Por ello, el libro de Rifkin ha sido fuente de inspiración para un buen puñado de artículos de Xataka Ciencia, como algunos de los que siguen:
-¿Sobresalir o encajar? Según donde nazcas
-¿En qué revolución invertiría mi dinero y mi esfuerzo?
-¿Cómo hacer que un niño se porte bien? La letra con sangre no entra…
-Diez cifras sorprendentes sobre la interconexión global de la humanidad
Un trabajo de gran alcance y erudición que propone la empatía como el mejor modelo, y posiblemente el único, para las relac iones internacionales y la supervivencia global en los inicios del siglo XXI. Parece que el mundo jamás ha estado tan interconectado a través de los medios de comunicación, el comercio y la cultura, y tan salvajemente desgarrado por la guerra, la crisis financiera, el calentamiento global e, incluso, la migración de las enfermedades. No importa cuánto nos empeñemos en la tarea de afrontar los desafíos de un rápido mundo globalizador, la raza humana parece quedarse corta continuamente, incapaz de reunir los recursos mentales colectivos para pensar globalmente y actuar localmente .En este libro el autor expone cómo la desconexión entre nuestra visión del mundo y nuestra habilidad para percibir dicha visión radica en el estado actual de la conciencia humana. El modo en que nuestro cerebro está estructurado nos predispone hacia una forma de sentir, pensar y actuar en el mundo que ya no es apropiada para los nuevos entornos que hemos creado. Es el primer libro que explora cómo la conciencia empática reestructura la forma en que organizamos nuestra vida personal, nos acercamos al conocimiento, perseveramos en ciencia y tecnología, dirigimos el comercio, gobernamos y orquestamos nuestra vida civil. El desarrollo de esta conciencia empática es esencial para crear un futuro en que pensemos y nos comportemos de manera que el mundo valga la pena.