-Deportes que ya no forman parte de las olimpiadas: el tiro al pichón (última vez en París, en 1900), el duelo con pistola (Atenas, 1906), salto de longitud ecuestre (París, 1900) o prueba de buceo (St. Louis, 1904).
En 2008, la página oficial de las olimpiadas de Pequín anunció la introducción del esquile de caniches como disciplina olímpica, pero resultó ser una inocentada, que se incluyó en el programa por error, después de que la publicara el Daily Telegraph.
-Los gimnasios de la antigüedad eran bastante distintos a los actuales. Entonces no sólo se practicaba carrera, pentatlón, lanzamiento de disco, salto, lucha y danza. También se hacían ejercicios intelectuales, pues el gimnasio era el centro de reunión de filósofos y literatos.
Mentes de la época como Sócrates hacía jogging en su jardín para reducir el vientre. Y la gente iba desnuda. En esa época, los atletas competían sin ropa para realzar su figura y como forma de tributo a los dioses. Y es que la palabra gimnasio procede del griego gymnos, que significa desnudez. Incluso actualmente, esa herencia nudista se ha revitalizado en Holanda: los usuarios de un gimnasio de Heteren ya pueden hacer sus entrenamientos como Dios los trajo al mundo.
-El récord más inusual de la historia corresponde al corredor japonés Shizo Kanakuri lo cuenta John Lloyd en El nuevo pequeño gran libro de la ignorancia:
En 1912 empezó la maratón en los juegos de Estocolmo; sin embargo, agotado tras el viaje de dieciocho días a Suecia, se detuvo para descansar a los treinta kilómetros y le pidió un vaso de agua a uno de los espectadores. Se lo bebió, se quedó dormido en el sofá y no se despertó hasta el día siguiente. En 1967, cuando tenía setenta y seis años, le invitaron a volver a la ciudad y finalizar la carrera. Por lo tanto, su tiempo fue de 54 años, 8 meses, 6 días, 32 minutos y 20,03 segundos.
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