El pueblo Bora del Noroeste del Amazonas, un grupo indígena de unos 1.500 miembros que residen en pequeñas comunidades en la selva amazónica de Colombia y Perú, no solo reproduce la melodía de las palabras y oraciones en este idioma en peligro, sino también su ritmo.
De este modo, su lenguaje no solo tiene ritmo, sino que su sonido alcanza mucho más allá que la voz humana, y así se pueden lanzar mensajes públicos, a modo de megáfono.
Sistema de lenguaje tamborileado
Los Boras usan tambores Bora para imitar el tono y el ritmo de su lenguaje hablado y para elaborar frases de Bora con el fin de superar las ambigüedades restantes.
Lo consiguen con tambores manguaré, pares de tambores de madera cortados tradicionalmente a partir de troncos de dos metros a través de la quema. Cada tambor puede producir dos tonos, un par de cuatro en total.
Como explica Seifart, del Departamento de Lingüística del Instituto Max Planck para Antropología Evolutiva, donde se realizó la mayor parte del trabajo:
Por ejemplo, el manguaré se usa para pedirle a alguien que traiga algo o que venga a hacer algo, para anunciar el resultado de competiciones de consumo de bebidas alcohólicas o la llegada de visitantes. En este modelo, solo se usan dos tonos, y cada tiempo corresponde a una sílaba de la correspondiente frase de Bora hablado. Los anuncios contienen en promedio 15 palabras y 60 golpes de tambor. Hay cuatro unidades rítmicas codificadas en la duración de las pausas entre compás. Estas unidades corresponden a intervalos de vocal a vocal con diferentes números de consonantes y longitudes de vocales. Los dos tonos fonológicos representados en el habla percusionada codifican solo unos pocos contrastes léxicos. Por lo tanto, parece contribuir de manera crucial a la inteligibilidad del tambor Bora.
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