Aunque una expresión de alegría, de tristeza o de enfado son gestos universales que se asemejan en todos los individuos, cada persona tiene su característica en la expresión. Charles Darwin ya nos hizo conocer su hipótesis en el libro “La expresión de las emociones en el hombre y los animales”, donde sugirió que las expresiones faciales son innatas. Un reciente estudio publicado en la revista científica Proceedings of the Nacional Academy of Sciencies podría confirmar esta teoría.
Científicos de la Universidad de Haifa en Israel, han analizado las expresiones y los gestos de 21 voluntarios ciegos de nacimiento y las de sus familias. A pesar de que los invidentes no vieron nunca las caras de sus parientes, las expresiones faciales eran extremadamente parecidas, las pequeñas diferencias que se apreciaban eran debidas a las particularidades anatómicas de cada uno, como puede ser la disposición de los músculos y los nervios, por lo que sus investigaciones sugieren que las expresiones faciales son hereditarias.
Durante la investigación se pidió a los voluntarios que recordaran y relataran experiencias en las que se habían sentido enfadados, contentos, tristes, sorprendidos, momentos en los que habían sentido repulsión, les hicieron un test para conocer su expresión de concentración, les asustaron, etc.
Los investigadores se sorprendieron del gran parecido en los gestos de las personas ciegas y sus familiares, pero afirman que se parecían mucho más cuando las emociones eran negativas.
Para llegar a esta conclusión, utilizaron un programa informático de reconocimiento facial, éste analizaba la secuencia y frecuencia de los movimientos faciales usando un algoritmo estadístico. El programa pudo relacionar al 80% de los invidentes con sus familiares por las expresiones faciales.
Según el equipo de investigación, a los seis meses de edad aparecen las expresiones faciales. Algunos científicos sugieren que los genes podrían afectar a los músculos y nervios faciales creando limitaciones que provoquen esa similitud en los gestos, por eso ahora es necesario hallar los genes exactos.
Los científicos aseguran que este hallazgo puede ayudar en las investigaciones sobre el autismo, ya que las expresiones faciales tienen mucha importancia en este trastorno.
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