El Homo erectus, hace aproximadamente 1,8 millones de años, abandonó su cuna africana y se extendió por Asia occidental, más tarde por Asia oriental y el sur de Europa. Esta migración fue la primera de las diversas oleadas colonizadoras que emergieron desde África.
La razón de este movimiento migratorio descomunal, como en muchos otros acontecimientos en la historia humana, probablemente fue propiciada por por un cambio climático.
El descenso de temperatura provocó que los herbazales africanos se transformaran en desiertos, lo que forzaba a su vez a algunos animales del continente a emigrar hacia Oriente Próximo, tal y como explica Marcus Chow en su libro El universo en tu bolsillo:
El continente de la Antártida llevaba ya mucho tiempo helado. Pero cuando tanto la América del Norte como la del Sur se sumaron a ese estado glacial, el agua tropical cálida dejó de fluir entre los océanos Atlántico y Pacífico. Eso hizo que se acumulara mucho más helo en el polo Norte, lo que fue enfriando paulatinamente el planeta y secándolo también, al extraer mucha de la humedad presenta hasta entonces en el aire.
Siguiendo a los herbívoros
Nuestra salida de África, pues, fue propiciada por un cambio climático, pero más exactamente por la migración de los herbívoros debido a ese cambio climático. Pero no solo seguíamos los felinos en busca de su carne, sino de los restos que iban dejando depredadores, como las especies de felino de dientes de sable.
Los felinos de dientes de sable iban dejando atrás las carcazas de los animales que cazaban y devoraban, y nuestros ancestros, gracias a sus herramientas, eran seguramente las únicas criaturas capaces de abrir los huesos y los cráneos para obtener de su interior el tuétano y los sesos, ricas fuentes de energía.
Hace unos 600.000 años hubo otra salida masiva desde África, protagonizada por el Homo heidelbergensis, y hace 60.000 años, fueron los propios humanos modernos los que abandonaron África en busca de otras tierras.
Merece la pena señalar que, aunque el continente africano está ampliamente considerado como la cuna de la evolución humana, es también muy posible que parte de esa evolución ocurriera más allá de África (por ejemplo, entre homínidos que luego regresaron a África). Sin embargo, el registro fósil sigue siendo demasiado basto como para que podamos hilar tan fino en nuestras conclusiones.
Imágenes | Pixabay
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