En la actualidad, Scapa Flow es un cementerio sumergido. Una ciudad de acero en la que podría saliros al paso Neptuno o la sirenita del cuento de Hans Christian Andersen. Un mundo submarino en ruinas que está siendo devorado por la naturaleza mientras se convierte en un gran coral artificial.
Muchas empresas ofrecen inmersiones en Scapa Flow para contemplar estos gigantes de hierro hundidos, lo cual ha convertido el lugar en uno de los más preciados por los buceadores. Un total de 25.000 toneladas de acorazados de la flota alemana esperan allí abajo para que sean redescubiertos por turistas aventureros. Pecios llenos de óxido y algas, lo cual les confiere una apariencia como de ciudad abandonada.
Un día típico en Scapa Flow empieza zarpando del muelle a eso de las 8 de la mañana mientras uno ingiere un opíparo desayuno inglés compuesto de cereales, tostadas, té y demás para afrontar la jornada con energía. El agua está a unos 8 o 10 grados centígrados.
Junto al traje de buceo y el equipo de supervivencia no puede faltar una boya de señalización, que podéis usar para ser recogidos por la embarcación al finalizar la inmersión. Bucear entre los pecios puede resultar peligroso, y ya se han producido algunas muertes, pero internarse por las entrañas de esas gigantescas estructuras de hierro, como el Wilhem, el Brummer, el Kronprinz o el Koenig, iluminando con vuestro foco de luz a los lábridos, galanos, congrios, langostas y pulpos que allí habitan, es una sensación indescriptible.
El agua no está sucia, pero la falta de luz solar no os permitirá tener una panorámica general de las estructuras y el armamento pesado de estos colosos inertes, lo cual también os hará sentir como diminutos seres entrando y saliendo de ballenas de metal.
Algunas de las empresas incluso os permitirán alquilar divertidos trajes de buceo que imitan los trajes de Superman, Spiderman y otros personajes, lo cual debe de dar una imagen un tanto extravagante: superhéroes patosos buceando y echando fotos entre chatarra alemana hundida durante la Primera Guerra Mundial. Y es que el turista de pro no conoce límites a su sentido del ridículo.
Sin embargo, todo ese metal es más importante de lo que parece. No es sólo constituye un lugar de buceo mágico sino que es una fuente indispensable para construir determinados elementos de vehículos espaciales.
¿Por qué ese acero es tan importante? Porque fue forjado antes de que la humanidad hiciera explotar sus primeras bombas atómicas. Ese acero, pues, no contiene las pequeñas trazas de contaminación radiactiva que contiene el resto del acero forjado después de que explotaran las bombas de Hiroshima y Nagasaki.