Hay gente tan atareada (yo me incluyo) que, en ocasiones, desearía que el día no tuviera 24 horas, sino algunas más. Pues en un tiempo, gracias a la rotación de la Tierra, que se está ralentizando, el deseo será condecido: el día durará 25 horas.
El problema es que el proceso es tan lento que probablemente nos cogerá a todos calvos: el tiempo que necesita el planeta para hacer una rotación completa sobre su eje varía una milmillonésima de segundo cada día, tal y como señala el físico Tom O´Brian, del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología.
Así pues, a pesar de que hay fluctuaciones, en el caso más optimista deberemos esperar unos 140 millones de años. Entonces ya podremos recalibrar todos nuestros relojes, y es que siguen existiendo. De hecho, ni siquiera será necesario que añadamos un día más al calendario: aunque la rotación de la Tierra sobre su eje cada vez es más lenta, orbitamos alrededor del Sol tan rápido como siempre.
Los datos de que disponemos sobre la velocidad de rotación de la Tierra están basados en observaciones de la posición del Sol en el cielo durante los eclipses solares, lo que nos permite tener datos de hasta hace 2.500 años.
El calentamiento global es otro de los factores que está ralentizando la rotación de la Tierra, aunque muy ligeramente, debido al aumento del nivel de los océanos por el deshielo de los polos, lo que está afectando a las mareas y a las fuerzas de atracción gravitatoria con la Luna.