Como si fuera una película de ciencia ficción, en 2021 la NASA va a hacer una primera prueba de defensa planetaria centrándose en un asteroide a fin de que se establezcan protocolos contra futuras amenazas de esta índole.
La nave espacial DART (Double Asteroid Redirection Test) se estrellará contra su objetivo, el pequeño Didymos B, en septiembre de 2022, tras ser lanzado en julio de 2021.
DART
La prueba se hace con asteroides binarios porque medir el cambio en la forma en que el asteroide más pequeño orbita sobre el asteroide más grande en un sistema binario es mucho más fácil que observar el cambio en la órbita de un solo asteroide alrededor del Sol.
Las observaciones finales en tierra ocurrirán a medida que la nave espacial se desplace hacia el asteroide, así como después de que ocurra el impacto. Pero dada la distancia y el tamaño de estos asteroides, esto supone todo un reto, como explica Andy Rivkin de APL (Johns Hopkins Applied Physics Laboratory), co-líder del equipo de investigación de DART:
El sistema Didymos es demasiado pequeño y demasiado lejano para ser visto como algo más que un punto de luz, pero podemos obtener los datos que necesitamos al medir el brillo de ese punto de luz, que cambia a medida que Didymos B orbita a Dydimos A. Los cambios de brillo indican cuando la luna más pequeña, Didymos B, pasa por delante o se oculta detrás de Didymos A desde nuestro punto de vista.
Obtener este tipo de información requiere de telescopios de gran tamaño, como el GTC, dado que es necesario medir con precisión pequeñas variaciones temporales en el brillo del sistema. Estas observaciones son fundamentales para entender y evaluar los cambios que el impacto producido por DART generará en la órbita del sistema.
Con todo, los investigadores tendrán la posibilidad de ver de cerca el sistema de asteroides Didymos, aunque sea brevemente, gracias al generador de imágenes DRACO a bordo del DART y un CubeSat, un pequeño satélite del tamaño de una caja de zapatos llamado LICIACube, de la Agencia Espacial Italiana.
Los asteroides no siempre significan una amenaza espacial, así que este estudio, además de formar parte de un futuro sistema de defensa, también tiene una base composicional de los propios asteroides (saber de qué están hechos y cuál es su densidad y estructura), lo que ayuda a conocer mejor los orígenes e ingredientes de nuestro primitivo sistema solar.
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