Se llama basura espacial a todos los objetos artificiales que se encuentran girando en orbita y ya no tienen utilidad practica. Incluyen desde satélites dañados a cohetes que han agotado su combustible pasando por guantes de astronauta o un cepillo de dientes.
Sin embargo, el mayor problema son las explosiones de satélites y cohetes que todavía contienen restos de combustible. En Junio, la explosión de un viejo cohete ruso de los años ochenta generó 70 fragmentos que se dispersaron en una órbita elíptica con un perigeo de 655 kilómetros y un apogeo de 18.410. Estos fragmentos son un peligro en si mismo pero además pueden generar nuevos fragmentos tras chocar con otros objetos en órbita.
Los expertos calculan que los fragmentos en orbita seguirán aumentando aunque dejasen de lanzarse nuevos cohetes ya que la caída a la Tierra de algunos fragmentos no bastara para compensar su generación. Entre cohetes y motores hay unos 180 objetos con diseños anticuados proclives a explotar en cualquier momento.
Para controlarlos se realizan observaciones por radar de la orbita terrestre. Actualmente se sigue la pista de 9.680 fragmentos de diferentes tamaños, hasta 10 centímetros en órbitas bajas y hasta un metro en órbita geoestacionaria. Pero nadie ha diseñado ha sido capaz de poner en práctica un método para limpiar las cercanías de nuestro planeta de tanta basura.
En el espacio o en la Tierra, la contaminación acaba pasando factura. Estos desechos ya han ocasionado la perdida de algunos satélites y son una amenaza creciente para las misiones tripuladas.
Vía | Space.com En Genciencia | Trajes autorreparables, antibacterias y con paneles solares. Más información | NASA Orbital Debris Program Office