Cuando debemos mencionar a un astrónomo del sexo femenino, a todos se nos viene a la cabeza Hipatia de Alejandría. Pero lo cierto es que hay muchas más astrónomas que han despuntado a la lo largo de la historia. De hecho, un buen grupo de ellas se aglutinó en un mismo y peculiar equipo de investigación que pasó a llamarse el harén de Pickering.
A pesar de que la época de la que estamos hablando (principios del siglo XX), donde los movimientos feministas todavía no habían eclosionado, un destacado astrónomo estadounidense, Charles Pickering, decidió formar un equipo de observación exclusivamente femenino.
Nacido en Boston y graduado en Harvard, Pickering llegó a ser director del Observatorio de Harvard y fue el descubridor, junto a Vogel, de las primeras estrellas binarias, en 1889. Sin embargo, también tenía una especial opinión sobre las mujeres: ellas tienen una mayor capacidad de observación.
A esta idea contribuyó que su admirado astrónomo angloalemán William Herschel también hubiera llevado a cabo sus investigaciones junto a una mujer, su hermana Carolina, considerada la primera astrónoma profesional de la historia.
Y es que Pickering creía que las mujeres tenían más facilidad en la tarea de analizar los datos de las fotografías espaciales gracias a su talento natural observador, además de su paciencia.
El golpe decisivo para formar un equipo exclusivamente femenino en un universo machista fue de índole económica: los fondos que financiaban el Observatorio procedían del legado de Henry Draper (el primero en fotografiar el espectro de emisión de una estrella), cuya sobrina Antonia Maury deseaba continuar su labor. Además, salía más barato contratar a mujeres que a hombres.
Así pues, finalmente, Pickering formó un equipo de 13 investigadoras, llamado el harén de Pickering por los científicos de la época. Entre las mujeres del equipo figuraba la mencionada Maury, Margaret Harwood, Williamina Fleming, Henrietta Swan Leavitt y Annie Cannon.
El harén de Pickerin llevó a cabo importantes descubrimientos en el campo de la astronomía. Aunque Pickering, siempre rodeado de mujeres, no pudo evitar sentirse atraído por alguna de ellas. Tanto es así que, al demostrarse la secuencia de clasificación se las estrellas según el espectro de emisión, efectuado por Annie Cannon, que se indicaba con letras (OBAFGKM), él propuso memorizarla con la frase:
“Oh, Be A Fine Girl, Kiss Me”. (Sé una buena chica, bésame).
Vía | Muy Interesante