Las ocho formas geométricas que más se repiten en el universo son la esfera, la onda, el ángulo, el hexágono, el fractal, la parábola, la hélice y la espiral. Estas formas prevalecen por la función que desempeñan: el círculo genera, la espiral empaqueta, la hélice agarra, el hexágono pavimenta, la parábola comunica, el fractal intima, el ángulo concentra y la onda desplaza.
Pero si nos centramos en la búsqueda de esferas, una de las más perfectas que podemos encontrar en la naturaleza que nos rodea es la del astro rey.
Si el Sol se redimensionara a la escala de una pelota de playa sería tan “perfectamente” esférico que la diferencia entre el diámetro más ancho y el más estrecho no superaría el grosor de un cabello humano. Es decir, que si el diámetro de la esfera solar midiese un metro, su diámetro ecuatorial sería solo 17 millonésimas partes de metro mayor que el diámetro que lo atraviesa del polo norte al polo sur, que además coincide con su eje de rotación.
Es lo que ahora sabemos gracias a los nuevos instrumentos de medición, concretamente el empleado por investigadores de la Universidad de Hawai, la Universidad de Stanford y la Universidad de Ponta Grossa (Brasil): el Helioseismic and Magnetic Imager (HMI) del Observatorio de Dinámica Solar (SDO por sus siglas en inglés), un telescopio solar de la NASA que obtuvo su primera imagen de nuestra estrella en 2010. Tal y como explican Jeff Kuhn y sus colegas en Science Express:
Durante años hemos creído que nuestras medidas fluctuantes sobre el Sol indicaban que la esfera cambiaba constantemente, pero lo cierto es que su forma no varía; los únicos cambios del astro son los relacionados con su ciclo de 11 años de manchas solares.
Vía | ABC