A los científicos y cazadores de magufos les pirra encontrar errores de base científica en las películas. Del tipo, los zumbidos de las naves de Star Wars jamás se oirían en el espacio exterior. O que eso de que nadie puede oír tus gritos en el espacio, frase promocional de Alien, es bien cierta.
Sin embargo, hay que matizar algunos aspectos de esta afirmación.
En el espació sí que hay ruido. La razón es que en el espacio hay gases que permiten que las ondas de sonido se propaguen, aunque el gas interestelar sea muchos menos denso que la atmósfera terrestre. En el espacio exterior apenas encontraríamos dos átomos por centímetro cuadrado cúbico.
Tal y como explica John Lloyd en su libro El nuevo pequeño gran libro de la ignorancia:
Aunque estuviéramos en el borde de una nube de gas interestelar y un sonido se acercara a nosotros, solo algunos átomos por segundo nos llegarían a los tímpanos, lo que no bastaría para que pudiéramos oír nada. Es posible que un micrófono extraordinariamente sensible lograra algo más, pero los seres humanos nos quedamos como si fuéramos sordos en el espacio.
Es decir, que en el espacio sí que hay ruido, el problema es que no tenemos oídos lo bastante agudos para captarlo.
Es algo parecido a lo que pasa en Marte, cuya densidad atmosférica es solo el 1 % que la terrestre. Un grito que en la Tierra pudiera viajar 1 km antes de ser absorbido por el aire, en Marte sería inaudible ya a 15 metros de distancia.
¿Sabéis cuál es la nota más profunda jamás detectada en el universo? Está en si bemol, y la genera un agujero negro. Es 57 octavas más grave que un do medio: más de mil millones de veces más grave que los límites del oído humano.
Hay uno en el grupo de galaxias de Perseo, a unos doscientos cincuenta millones de años luz de la Tierra. Chandra, el satélite-observatorio de rayos X de la NASA detectó la señal en 2003 en forma de rayos X, que se desplazan sin problemas en cualquier medio.