Hoy en día, con nuestros telescopios de enormes espejos, incluso con satélites que escudriñan los confines del universo visible, nos parece inconcebible que hubiera una época en que la observación del universo sólo se podía llevar a cabo con nuestros propios ojos. Sin embargo, así fue durante la mayor parte de la historia de la humanidad.
Fallecido en misteriosas circunstancias el 24 de octubre de 1601, apenas ocho años antes que Galileo apuntara por primera vez un telescopio al cielo, Tycho Brahe se considera el último gran maestro de la observación astronómica a simple vista.
Hasta el siglo antepasado, la historia oficialmente aceptada achacaba su muerte a una infección de orina, contraída en un banquete. Según palabras de su discípulo Johannes Kepler, Tycho no quiso cometer la descortesía de abandonar el festejo para cuidar de su salud, lo que empeoró su condición hasta causarle la muerte once días más tarde.
En base a esta historia, durante tres siglos se pensó que Brahe había fallecido debido a una piedra en el riñón. No obstante, como conmemoración del tricentenario sus restos fueron exhumados para realizar una autopsia con los medios más avanzados de principios del siglo XX. No se hallaron evidencias de ningún cálculo renal. Desde entonces, se creyó que la causa de la muerte probablemente había sido un cuadro de uremia.
No obstante, el misterio no acabó aquí. Recientemente se han hecho más pruebas a las muestras extraídas durante la autopsia en 1901, y se encontraron altas concentraciones de mercurio, lo que da pie a pensar que el genial astrónomo pudo morir envenenado por dicho metal. Una de las hipótesis es que pudo ir absorbiendo mercurio durante largos años mientras practicaba la alquimia.
Sin embargo, los niveles de mercurio encontrados en las muestras de hace 109 parecen ser demasiado altos para un envenenamiento progresivo, por lo que se maneja seriamente la hipótesis que Brahe fue, de hecho, asesinado.
Una de las teorías propone que pudo ser el mismo Kepler que, enfrentado a su maestro, estaba ansioso por tener acceso a la ingente cantidad de datos que Tycho había recopilado durante toda su vida. Otro sospechoso es el rey de Dinamarca Cristián IV, quien pudo ordenar la muerte del astrónomo como represalia por la relación que Tycho había tenido con su madre.
Culpable o no, lo cierto es Kepler se hizo con los datos astronómicos más precisos que jamás se hayan tomado sin ayuda de instrumentos ópticos. Y los aprovecho para hallar las tres leyes que gobiernan el movimiento planetario, incluyendo el descubrimiento de las órbitas elípticas. A su vez, las leyes de Kepler jugaron un papel vital en el desarrollo de la teoría de la gravitación universal de Newton.
¿Uno de los descubrimientos más importantes de la Astronomía y la Física manchados de sangre? Las muestras tomadas hace un siglo no son concluyentes, así que se tras la insistencia de un equipo de científicos de la Universidad de Aarhus liderados por el profesor de arqueología medieval Jens Vellev, el ayuntamiento de Praga ha autorizado una nueva exhumación de los restos mortales de Tycho Brahe, que se ha llevado a cabo este mismo lunes.
Se espera obtener resultados a lo largo del próximo año. Personalmente, yo deseo de todo corazón que el genial Kepler no estuviera implicado en la muerte de su maestro. Por importante que sea un avance científico, nadie debería matar por él.
Fotos | Dicklyon, Eduard Ender
Via | All Headline News