Un planeta del tamaño de Marte corriendo hacia otro como la Tierra, se estrellan y de los desechos se forma una gran luna ¿os suena familiar?
Es lo que los científicos creen que pasó hace miles de millones de años en la Tierra. Sin embargo, el mismo drama se pudo haber desarrollado mucho antes en torno a una estrella cercana a la constelación de Hércules.
Conocida como NLTT 43806, la estrella es una enana blanca (un “pequeño” sol blanco, tenue y denso del tamaño de la Tierra) situada a unos 50 años luz de distancia.
Es única entre las enanas blancas conocidas. Su superficie tiene gran abundancia de aluminio, en cambio, la cantidad de hierro es relativamente baja
Dice Benjamin Zuckerman, astrónomo de la Universidad de California en Los Ángeles.
Eso es extraño, porque la mayoría de estrellas muestran el patrón opuesto: mucho más hierro que aluminio.
Donde el aluminio suele abundar es en las capas externas de planetas como la Tierra. De hecho, es el tercer elemento más común en la corteza terrestre, después del oxígeno y el silicio. El hierro, por su parte, constituye la mayor parte del núcleo.
Además de estos elementos, el equipo de Zuckerman descubrió que NLTT 43806 contiene otros siete comunes en planetas como el nuestro.
Los investigadores calculan que la abundancia relativa de los nueve elementos coinciden, con lo que se convertiría en una mezcla de 30% de la corteza terrestre y el 70% del manto superior.
Lo más probable es que hubo una colisión entre dos objetos rocosos en órbita alrededor de 43.806 NLTT. Uno de ellos golpeó a un planeta, afectando a su corteza y manto exterior
Más tarde, el material desprendido, fue a parar sobre la estrella, aumentando su abundancia de aluminio y demás elementos frecuentes en la corteza del planeta.
La colisión se produjo probablemente hace 50 millones de años, un abrir y cerrar de ojos en la escala cósmica.
Todo tiene una historia muy bonita, pero en realidad no sabemos si el material de origen es el mismo que hemos visto
La fuente pudo haber sido los restos del impacto que formó el satélite de dicho planeta, pero otros escenarios como la colisión de un asteroide con la estrella, por ejemplo, también son posibles.
El estudio de Zuckerman y sus colegas saldrá publicado en el próximo número de The Astrophysical Journal.
Vía | Science