Ya hemos visto que una torre orbital desafiaría nuestros conocimientos actuales sobre ingeniería. Así que, antes de proponernos construir algo semejante, primero hay que aprender a construir otra cosa.
El paso previo sería construir un ascensor espacial que lleve materiales de forma barata al espacio. Y eso es una obra de ingeniería más plausible, porque el ascensor podría ser un cable:
Soltar un cable desde la órbita geoestacionaria, anclarlo al suelo y atar el otro extremo a un pequeño asteroide en una órbita algo superior para que haga de contrapeso y tense el sistema. (…) Su coste se estema ¡10 veces menor al de la Estación Espacial!
El problema es que un cable de tales características tendría que resistir una tensión gigantesca, y hasta hace muy poco no existía ningún material capaz de soportar algo así. En estos momentos aún no existe tal material, pero con el descubrimiento y los actuales avances en los nanotubos de carbón, empresas como Liftport están apostando a que el material estará disponible próximamente.
El mejor candidato son los nanotubos de fulereno, pero todavía no se han logrado construir cables largos sin impurezas. Los fulerenos son la tercera forma más estable del carbono, tras el diamante y el grafito. El primer fulereno se descubrió en 1985 y se han vuelto populares entre los químicos, tanto por su belleza estructural como por su versatilidad para la síntesis de nuevos compuestos, ya que se presentan en forma de esferas, elipsoides o cilindros.
También se han propuesto la fibra de carbono, fibra de carbono con alma de diamante y los polímeros de silicio
Y es que el cable debería ser capaz, en principio, de tener gran resistencia a la tracción: el peso de un cable de 100.000 Km de longitud junto con la tracción generada por la fuerza centrífuga asociada a un lastre de varios millones de toneladas es inmenso. También debe de poseer flexibilidad para soportar las condiciones de fabricación, ser capaz de desplegarse y absorber las oscilaciones del sistema una vez montado. Y también debe soportar los cambios térmicos bruscos: desde 25 ºC en la superficie a –240 ºC en el extremo superior de la órbita, o 500 ºC durante la reentrada y el proceso de inserción. El cable también debería tener una gran durabilidad, porque no serían fáciles las tareas de mantenimiento.
En este sentido, se organizó un concurso llamado Elevator 2010’s Annual Space Elevator Games, que propone a estudiantes, empresas, etc. desarrollar un vehículo capaz de alcanzar una cierta altitud subiendo por un cable o para desarrollar un cable lo suficientemente fuerte.
Tal vez más pronto de lo que creemos podremos apretar el botón de la planta 50 millones.
Vía | Mètode Primavera 2010
Más información | Arrakis