Una de las imágenes más anticientíficas que recuerdo de la historia del cine es la que ocurre en una película de Supermán, en la que el hombre de acero empieza a dar vueltas alrededor de la Tierra a gran velocidad para invertir su rotación: primero la detiene, y luego la invierte, lo que supone que el tiempo también retrocede y así puede salvar a Louis Lane de una muerte segura.
Detener la Tierra supondría un cataclismo para la humanidad, y probablemente no haría retroceder las agujas de nuestros relojes. Sin embargo, sin la necesidad de Supermán, nuestro planeta sí que se está desacelerando progresivamente.
Según los cálculos realizados al respecto, cada año la rotación de la Tierra dura 17 microsegundos más debido a la fricción de las mareas que produce la Luna, que ralentiza la velocidad de rotación.
17 microsegundos no parece un lapso de tiempo del que debamos preocuparnos, pero las medidas adquieren otra dimensión si la contemplamos con la perspectiva de los siglos.
Hace 400 millones de años, por ejemplo, el día terrestre no duraba 24 horas (en realidad un poco menos), sino 22 horas. Y por esa misma razón, el año no tenía 365 días, sino 400. Si nos proyectamos hacia el futuro, pues, parece que los días durarán cada vez menos, y los años tendrán menos días, tal y como explica Florian Freistetter en Un cometa en la coctelera:
La Tierra girará cada vez más lentamente (aunque nunca llegará a detenerse por completo). En un futuro remoto se habrá frenado tanto que pra dar una vuelta completa sobre sí misma necesitará el mismo lapso de tiempo que requiere la Luna para girar una vez alrededor de la Tierra. En esa situación desaparecerá la fricción de las mareas. El periodo de rotación terrestre y el de la circunvalación lunar será entonces idénticos.
¿Deberemos estar atentos a esta relentización para sincronizar nuestros relojes? No será necesario: la desaceleración será tan, tan, tan lenta que incluso no hay tiempo suficiente para que ocurra: el Sol habrá destruido la Tierra cuando se convierta en una gigante naranja, dentro de unos 6.000 millones de años, antes de que la Tierra se detenga.
Con todo, los días y los años no son perfectos y por eso continuamente debemos hacer pequeños ajustes en los horarios y en los calendarios, como sucede con los años bisiestos. Podéis leer más sobre ello en Este año durará un segundo más, y ésa no es una buena noticia para todos.
Imágenes | Pixabay
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