En su búsqueda de mundos habitables, un grupo de astrónomos han comenzado a considerar las exolunas, o satélites que orbitan fuera del sistema solar. En un nuevo estudio, un par de investigadores ha descubierto que existen las mismas probabilidades de albergar vida en exolunas como exoplanetas.
La investigación, realizada por René Heller del Instituto Leibniz de Astrofísica en Potsdam (Alemania) y Rory Barnes de la Universidad de Washington y el Instituto de Astrobiología de la NASA, aparece publicado en la edición de enero de la revista Astrobiology.
Cerca de 850 planetas extrasolares (planetas fuera del sistema solar) son conocidos y la mayoría de ellos son gigantes gaseosos, similares a Júpiter. Sólo unos pocos tienen una superficie sólida y orbitan en la zona habitable de sus estrellas, una distancia adecuada para permitir que la existencia de agua en su superficie y con un medio ambiente apto.
Heller y Barnes abordaron la cuestión teórica si tales planetas podrían albergar lunas habitables. Hasta ahora no se han descubierto ninguna, pero no hay razón para suponer que no existan.
Las condiciones climáticas esperadas en las lunas extrasolares difieren de las de los planetas extrasolares. Más allá, las lunas tienen dos fuentes de luz, una a partir de la estrella y otra del planeta al que órbitan, y están sujetos a eclipses que puedan alterar significativamente sus climas, debido a la reducción de la iluminación estelar.
Un observador sobre la superficie de este tipo de exolunas experimentaría el día y la noche de una manera totalmente diferente de lo que hacemos en la Tierra. Por ejemplo, los eclipses estelares podrían conducir a la total oscuridad repentina al mediodía
Explicó Heller.
Heller y Barnes también identificaron el calentamiento de marea como un criterio de habitabilidad. Esta fuente de energía adicional se desencadena por una distancia lunar a su planeta anfitrión, cuanto más cerca de la luna, más fuerte es el calentamiento de marea. Las lunas que orbitan muy cerca de su planeta se someterán a fuertes calentamientos, por lo tanto un catastrófico efecto invernadero que provocará que se evapore el agua superficial, lo que dejaría de ser habitable para siempre.
También crearon un modelo teórico para estimar la distancia mínima que la luna debería tener de su planeta anfitrión y todavía permitir su habitabilidad, lo que ellos llaman el “borde habitable“. Este concepto permitirá a los futuros astrónomos evaluar la habitabilidad de las lunas extrasolares.
La exquisita precisión fotométrica del telescopio espacial Kepler de la NASA, hace que la detección de un Marte-Tierra del tamaño de la luna sea posible, de hecho inminente. Lanzado en 2009, el telescopio ha permitido revelar miles de nuevos planetas candidatos. Desde 2012, la primera “Caza de exolunas con Kepler” está en marcha.
Vía | SienceDaily
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