Una acumulación de gases tóxicos en las atmósferas de la mayoría de los planetas los hace inadecuados para la vida compleja tal y como la conocemos.
Es decir, que encontrar vida simple será relativamente sencillo en comparación con la vida compleja si se tiene en cuenta este nuevo dato, según un nuevo estudio realizado por un equipo dirigido por UC Riverside y que ha sido publicado en The Astrophysical Journal.
Gases tóxicos
La ya célebre ecuación de Drake, formulada por el radioastrónomo Frank Drake en 1961 mientras trabajaba en el Observatorio de Radioastronomía Nacional en Green Bank, Estados Unidos, trata de hacer una estimación del número de civilizaciones de nuestra galaxia susceptibles de poseer emisiones de radio detectables. Si bien sus estimaciones son optimistas (se calcula que teóricamente habrían millones de civilizaciones), tal ecuación ha sido tildada de simplista o de no admitir que aún desconocemos el valor de muchos de sus parámetros, hasta el punto de que otros científicos han obtenido resultados más a la baja, como una sola civilización en toda la galaxia.
Tradicionalmente, gran parte de la búsqueda de vida extraterrestre se ha centrado en lo que los científicos llaman la "zona habitable", definida como el rango de distancias desde una estrella lo suficientemente caliente como para que pueda existir agua líquida en la superficie de un planeta. Esa descripción funciona para microbios básicos, pero no para criaturas complejas como los animales.
Según el estudio mencionado, la medición de los niveles de ciertos gases tóxicos reduce la zona segura para la vida compleja en al menos la mitad, y en algunos casos la elimina por completo.
Usando modelos de ordenador para estudiar el clima atmosférico y la fotoquímica en una variedad de planetas, el equipo analizó los niveles de dióxido de carbono. Los planetas que se encuentran demasiado lejos de su estrella huésped requieren dióxido de carbono, un potente gas de efecto invernadero, para mantener las temperaturas por encima de la congelación. Para sostener el agua líquida en el borde exterior de la zona habitable convencional, un planeta necesitaría decenas de miles de veces más dióxido de carbono que el que tiene la Tierra hoy en día.
El nuevo estudio concluye que la toxicidad del dióxido de carbono solo restringe la vida animal simple a no más de la mitad de la zona habitable tradicional. Para los humanos y otros animales de orden superior, que son más sensibles a este gas, la zona segura se reduce a menos de un tercio de esa área.
Además, no existe una zona segura para ciertas estrellas, incluidas dos de las vecinos más cercanas al Sol, Proxima Centauri y TRAPPIST-1. El tipo y la intensidad de la radiación ultravioleta que emiten estas estrellas más frías y tenues pueden conducir a altas concentraciones de monóxido de carbono, otro gas letal. El monóxido de carbono se une a la hemoglobina en la sangre animal, el compuesto que transporta el oxígeno a través del cuerpo. Incluso pequeñas cantidades pueden causar la muerte de las células del cuerpo debido a la falta de oxígeno.
Así que, si la vida se desarrolla tal y como conocemos en la actualidad, la probabilidad de encontrar vida compleja se reduciría bastante ateniéndonos a estos datos. Y ya no digamos encontrar vida inteligente.
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