Imaginemos que un asteroide impacta contra el océano Pacífico. ¿Qué tamaño debería tener para desplazar toda el agua del Océano Pacífico?
Pues debería ser un asteroide con una masa igual o mayor que la del agua que va a desplazar. El océano Pacífico tiene un volumen estimado de 617 millones de kilómetros cuadrados. Si el asteroide en cuestión es esférico y tiene la misma densidad que la mayoría de rocas espaciales (dos o tres veces la del agua), Lindley Johnson, director del Programa de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA, ha calculado que un asteroide de 1.085 km de diámetro (la tercera parte de la Luna), sería suficiente.
El problema es que no se conocen asteroides tan grandes. El mayor, hasta ahora, es Ceres, que tiene 949,5 km, y encima está atrapado en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Este tipo de colisiones son tan infrecuentes que nunca ha pasado nada así en la Tierra desde el impacto que supuestamente pudo crear la Luna, hace 4.500 millones de años.
Otra cosa importante es que nunca contemplaríamos cómo el asteroide colisiona contra el océano y lo vacía, como si tiráramos una pelota en un cubo de agua. Antes ocurriría otra cosa. Y es que un asteroide incluso diez veces más pequeño que Ceres, generaría un calor al atravesar la atmósfera y una energía cinética se liberaría con el impacto que el Pacífico se evaporaría al instante.
La roca que acabó con los dinosaurios tenía solo entre 9 y 11 km de diámetro.