Un nuevo estudio encuentra un organismo unicelular trabajando de agricultor. Toma bacterias, las transporta y las siembra en cultivos. Es una pena que no fabriquen monos microscópicos. La ameba Dictyostelium discoideum podría necesitar un par.
Esta ameba puede vivir de forma independiente y sorber las bacterias del suelo. Cuando no hay comida se une a sus compañeros, formando un organismo gelatinoso (alrededor de medio centímetro de largo) que puede trasladarse a pastos más verdes. Una vez allí, desarrolla un tallo con un cuerpo fructífero y un globo pequeño en la parte superior. Este pequeño globo libera las esporas y cada ameba vuelve a iniciar el ciclo de nuevo.
Debra Brock, una estudiante de postgrado en Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad Rice en Houston (Texas), ha estudiado a esta ameba mucho tiempo. En el laboratorio, en el que se saca el doctorado, trabaja con cepas de clones obtenido hace décadas.
Un buen día, observando una placa con el microscopio vio algo que nunca había visto antes: bacterias salir del cuerpo fructífero. Pero no estaba segura de dónde habían salido, ¿quizás una contaminación?
Así que se embarcó en una serie de experimentos (descritos en la revista Nature). Los resultados mostraron que las amebas “plantaban” en su entorno alimentos.
Ellas pueden tomar la bacteria, dispersar las semillas en lugares nuevos y cosecharla. Nos pareció suficiente para compararla con un agricultor.
Sólo alrededor de un tercio de los clones, que Brock y sus colegas probaron, tenían esta afición por la agricultura. Eso significa que la agricultura no es un trabajo consistente. De hecho, se encontró que el cultivo no era de gran tamaño, dependía del ambiente.
Aún así, no deja de ser fascinante este comportamiento en seres microscópicos.
VíA: Science Magazine