Algunas curiosidades sobre la voz humana

El habla humana es ciertamente fascinante. No sólo lo que habla humana puede expresar (desde una emoción capaz de conmover a auditorios hasta un meme chiripitifláutico al estilo Chiquito de la Calzada, jarl). También es fascinante la voz en sí misma, la capacidad de articulación de sonidos, las singularidades de nuestro órgano fonador.

Si alguna vez habéis considerado injusto o un error de la evolución que nos atragantemos con tanta facilidad al beber un vaso de agua o que no podamos respirar y beber a la vez, quizá ignoréis que ello es el tributo que todos hemos pagado para tener el don del habla, para poder comunicar ideas y convertirnos en lo que ahora somos; Chiquito de la Calzada incluido.

Si viéramos la radiografía de la parte inferior del cráneo de un niño, la mandíbula y el cuello, observaríamos un hueso en forma de pequeña "U". Es el hioides. Al contrario que la gran mayoría de los huesos del cuerpo, no está conectado directamente a otro hueso. El hioides flota en la garganta y sirve como áncora para los músculos que conectan la mandíbula, la laringe y la lengua.

Cuando somos bebés podemos mamar de forma continuada, sin que sea necesario detener la ingesta de leche para respirar. El aire fluye directamente de la nariz a los pulmones, sin pasar por la boca.

Pero al crecer el bebé, la laringe se desplaza hacia abajo de la garganta, y con ella también lo hace el hueso hioides. El camino entre los labios y la faringe se convierte entonces en un ángulo recto en lugar de ser una curva suave. Ahora el bebé podrá atragantárse si trata de comer y respirar a la vez. Pero este reposicionamiento de la laringe le permitirá que disponga de un gama vocal mucho mayor. Hablar por los codos, como si dijéramos.

Nos atragantamos para poder decir cosas o para cantar el último éxito musical de la tele mientras nos duchamos.

Cuando abandonamos la infancia y llegamos a la pubertad, entonces también aparecen nuevos cambios en nuestra voz. Es la época en la que la voz de los hombres alcanza sus tonos más graves. La hormona testosterona que segregan los testículos provoca el desarrollo de carácteres sexuales, como que salga bigote, pero también produce un ensanchamiento de la laringe.

Como en los instrumentos musicales, cuanto más ancho es el tubo, más grave es la nota que da.

Por ello los castrados, que carecen de testículos y por tanto no segregan testosterona, tienen esa voz aguda tan apreciada por algunos, sobre todo los dobladores de los pitufos.

En las mujeres, el tono de voz se vuelve más grave en la época postmenopáusica, y al llegar a la ancianidad tanto en hombres como mujer suelen agudizar su tono.

Pero ¿qué ocurre cuando ya no tenemos voz? Miles de personas en el mundo han sufrido una laringuectomía o extirpación de la laringe. Pero existen métodos alternativos para restituir la capacidad de comunicación oral. Uno de ellos es la erigmofonía (erigmo viene de eructo, por cierto).

Con la erigmofonía, la voz se genera mediante la inyección de aire en el esófago y una suerte de técnicas y ejercicios que os recomiendo leer. O la voz también se puede producir con esa especie de vibrador, como una máquina de afeitar, que se sitúa en el cuello y que origina una vibración en el interior de la garganta; las prótesis laringeas eléctricas o mecánicas. Esas prótesis que dan a la voz ese aire robótico de película. ¿Te da cuen?

Más información | Portal Web de la Universidad del País Vasco

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