Según un estudio del cerebro humano antes del nacimiento, es decir, en el ámbito prenatal, investigadores estadounidenses han obtenido imágenes por resonancia magnética de madres embarazadas en el segundo y tercer trimestres, con una resolución suficiente para obtener imágenes de los cerebros de los bebés dentro del útero.
Las diferencias entre los cerebros masculinos y femeninos han resultado ser más grandes de lo que se creía, porque, al parecer, estas diferencias se reducen en el ambiente postnatal, es decir, después del nacimiento.
Prenatal y postnatal
Dentro del útero, por ejemplo, los fetos femeninos mostraron cambios significativos en la conectividad entre las estructuras subcorticales y corticales en el cerebro, en función de la edad gestacional. Este patrón "era casi completamente inexistente en los fetos masculinos".
Señalan que otros han encontrado, por ejemplo, que las niñas tienen un volumen cerebral significativamente mayor en la corteza prefrontal en comparación con los niños. Concluyen que "parece probable que estas diferencias volumétricas encontradas después del nacimiento se reflejen en las diferencias observadas en el presente estudio".
Algunas de otras diferencias de cerebros entre fetos de futuros niños y niñas en el nuevo estudio son realmente sorprendentes. Una pregunta razonable podría ser: ¿por qué estas áreas del cerebro, y no otras, muestran diferencias tan acentuadas en función del sexo?
Otro estudio publicado hace tres años en Genome Research examinaba los cambios en la forma en la que los genes se regulan durante el desarrollo del cerebro humano. Entre los resultados, se hallaron diferencias entre los cerebros masculinos y femeninos en un proceso llamado metilación del ADN (una modificación química de una de las cuatro bases que componen nuestro código genético).
Estas diferencias podrían contribuir a las variaciones sexuales en el comportamiento, la función cerebral y la enfermedad, según afirman los autores del estudio, todos ellos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter y el Kings College de Londres (ambos en Reino Unido).
Los genes y las hormonas ponen las cosas en marcha, pero no son plenamente responsables de las diferencias de género en los cerebros de los niños. La experiencia durante también desempeña un papel fundamental. Pero muchos trastornos psiquiátricos, como el autismo o la depresión, afectan de manera desigual a hombres y mujeres, y la clave puede estar en el proceso de formación cerebral del feto en el útero.
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