Leemos una noticia que nos deja asombrados, un genetista norteamericano dice haber descubierto el gen que predispone a una persona a tener algún tipo de creencia religiosa. Para llegar a esta conlcusión, Dean Hamer, el genetista en cuestión, comparó más de 2.000 muestras de ADN deduciendo que la química cerebral tiene mucho que ver con que una persona crea o no en Dios.
Desde luego la iglesia no ha hecho esperar su respuesta criticando rotundamente los trabajos de Dean Hamer y argumentan que la iluminación espiritual se gana por la gracia divina no por un “gen de Dios”. Para determinar la relación existente entre el gen y la espiritualidad, el genetista elaboró 226 preguntas que hacían referencia a temas espirituales y con las que gracias a ellas pudo determinar el nivel de espiritualidad de cada persona. Cuanta más espiritualidad y creencia poseía una persona, mayor era la puntuación en el cuestionario.
El genetista comparó también las más altas puntuaciones con la presencia del gen VMAT2 (se trata de un transportador vesicular de monoaminas que regula el flujo de elementos químicos que alteran el humor en el cerebro). En estudios realizados con gemelos, se comprobó que aquellos que poseían el gen VMAT2 tenían mayores posibilidades de desarrollar algún tipo de creencia religiosa.
Ya en 1993, este genetista aseguraba haber descubierto la secuencia de ADN que propiciaba la homosexualidad masculina, ahora 13 años después, nos sorprende con esta noticia que, de seguro levantará todavía muchas más ampollas en distintos sectores religiosos.
Dean Hamer también nos indica que por mucho que uno crezca en un ambiente religioso, no implica que se llegue a desarrollar una creencia. Nos dice además que personajes como Buda, Jesús o Mahoma debían compartir este gen.
El libro que tenemos ganas de leer es el que ha publicado, “El gen de Dios”, en él nos explica cómo la fe está configurada en nuestros genes. Pues entonces, nosotros tenemos una carencia de ellos, que le vamos a hacer…
También hay que decir que el genetista asegura que su investigación no se opone a la creencia en Dios. Nos da la espina que esto es una contradicción, para nosotros está muy claro, si realmente existe este gen, sí que es una oposición a la creencia de Dios, ya que si nadie tuviera el supuesto gen, nadie creería y Dios no existiría ¿no?
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