Dudas resueltas sobre el extinto "Tilacino"

El Thylacinus cynocephalus, criatura enigmática dónde las haya, fue un puzzle biológico que habitó en Australia hasta que desapareció en los años 30. Conocido por multitud de nombres (tilacino, lobo marsupial, tigre de Tasmania), no se sabía muy bien qué era en realidad, si una especie de perro o de felino.

Pero científicos de la Universidad de Brown en Providence (Rhode Island, EE.UU.) han elaborado un estudio de los huesos de esta extrañísima especie y de otros 31 mamíferos y creen tener la respuesta.

La investigación, publicada en la revista Biology Letters, concluye que el nombre más apropiado para el extinto Tilacino era probablemente el de Tigre de Tasmania, ya que el animal tenía más de gato que de perro, aunque claramente se trataba de un marsupial.

El estudio señala que el animal era un depredador solitario, dado a cazar a sus víctimas con emboscadas.

El tilacino no era un depredador de persecución. Aunque no hay duda de que la dieta del tilacino fue similar a la de los lobos modernos, no encontramos ninguna evidencia convincente de que cazaran de manera parecida

Señala Borja Figueirido, investigador postdoctoral en la Universidad de Brown y autor principal del artículo

Durante millones de años, el T. cynocephalus vagó por la Australia continental. ¿Pero qué les llevó a la extinción?

La mayoría acepta que la actividad humana perturbó el hábitat del marsupial y quizás también sus fuentes de alimento. Pero hay otro consenso que dice que dicho efecto fue provocado por los dingos, una subespecie de lobo, que fueron introducidos hace unos 4.000 años.

Figueirido y Christine Janis, profesora de biología en el Departamento de Ecología y Biología Evolutiva y coautora del artículo, no creen que ésa sea la historia completa.

Los investigadores analizaron el esqueleto de este “extraño ser” y lo compararon con los de otras especies como perros, gatos, pumas, panteras, chacales y lobos, así como hienas y demonios de Tasmania, (el mayor de los marsupiales carnívoros que viven).

Ellos sabían por una investigación anterior que la articulación del codo era una pista de los hábitos depredadores, ya que mostraba si el animal estaba “diseñado” para ser flexible y tener destreza en el manejo de presas o para la persecución y la velocidad en la búsqueda de su próxima comida.

Examinando los huesos, encontraron que el húmero, o hueso del brazo superior, del tilacino era oval y alargado en el extremo más cercano al codo, lo que implica que los huesos del antebrazo, el radio y el cúbito, estaban separados.

Eso significa que el tigre de Tasmania habría sido capaz de girar su pata de manera que la palma quedara hacia arriba, como lo hacen los gato.

En cuanto a la caza, el mayor movimiento de la pata y la mano habrían dado el tilacino una mayor capacidad de someter a su presa después de un ataque por sorpresa.

Si los dingos y otras criaturas como el perro tienen menos libertad de movimientos en sus patas, esto ayuda a explicar por qué estos animales prefieren las persecuciones para la caza, en lugar de preparar una emboscada.

Sin embargo, algunos gatos (como los guepardos) utilizan la velocidad para atrapar a su presa, mientras que algunas especies de cánidos (como los zorros) se basan más en la astucia de la emboscada. Janis explica que las tácticas de caza del tilacino parecen ser una combinación única.

Vía | Biology Letters

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