En la última década los icebergs procedentes de la Antártida han proliferado en nuestros mares. Últimamente se ha especulado acerca de la repercusión de estas masas de hielo en los ecosistemas acuáticos, materia sobre la que quiere arrojar más luz un estudio publicado en la revista Science.
Un grupo de biólogos marinos estudió en la primavera austral de 2005 dos icebergs de 0.1 y 31 km2 de superficie superior que navegaban a la deriva. Lo que observaron fue que su hielo es rico en minerales, favoreciendo la proliferación de fitoplancton, que se objetivó mediante mediciones del contenido de clorofila en el agua circundante.
Este enriquecimiento de las aguas, a su vez, estimulaba el crecimiento de krill, peces y de todo el ciclo alimentario hasta llegar a las aves marinas, cuya densidad es mayor que en mar abierto hasta llegar a unos 3.7 kilómetros de radio.
Estos datos se han contrastado con otros tests realizados en icebergs del mismo rango de tamaños y parece ser extrapolable al resto de masas de hielo. Parece que los icebergs a la deriva están produciendo un efecto similar en los ecosistemas del 39% de la superficie del Océano Sur, con el beneficio añadido de que el fitoplancton consume CO2, por lo que ayuda a contrarrestar el calentamiento global, responsable de la proliferación de icebergs.
Vía | El Erizo y el Zorro Más información | Science En Genciencia | Cuando un iceberg vuelca