Cuando Pinocho mentía le crecía la nariz. Aunque esto no sucede de forma visible en el ser humano, lo cierto es que hay una relación entre las mentiras y nuestra nariz.
Al mentir, se liberan unas sustancias químicas llamadas catecolaminas, que provocan la inflamación de los tejidos internos de la nariz. Es lo que han certificado los científicos de la Fundación para el Tratamiento y la Investigación del Gusto y el Tacto de Chicago.
Es el llamado efecto Pinocho: aumenta la presión sanguínea y, en consecuencia, se inflama la nariz. Por ello, los que están mintiendo suelen frotarse la nariz, pues intentan calmar el picor (como bien se analizó en los videos en los que el presidente de Estados Unidos Bill Clinton afirmaba que no había mantenido relaciones con Monica Lewinsky).
Y no es lo único que se inflaba, por cierto. El pene también lo hace. Pero, claro, por razones obvias al Pinocho de Disney sólo le crecía la nariz.
Vía | GPS