No, el verdadero opio del pueblo no es el fútbol (aunque poco le falta). El verdadero opio del pueblo procede de una amapola que se cultiva como planta medicinal desde hace miles de años.
La amapola de marras es la Papaver somniferum. Y en la industria farmacéutica supone una fuente de drogas como la morfina y la codeína.
A pesar de que, desde 2008 la producción ha caído en un 40 %, Afganistán sigue proveyendo el 90 % del opio mundial. Más de la mitad se cultiva en la provincia de Helmand, el enclave más importante de los insurgentes talibanes. Según la ONU, el gobierno afgano solo consigue interceptar el 2 % del opio que se produce.
Y, a pesar de que las leyes usan el término “narcóticos” para referirse a drogas como la cocaína o el LSD, en términos médicos, un narcótico es un derivado del opio, como la morfina. Para evitar la confusión, ahora la profesión médica se refiere al opio, y a sus derivados y substitutos sintéticos, como opioides. Actualmente, los opioides se emplean sobre todo en el tratamiento del dolor.