No es anda nuevo que alguien forastero llame nuestra atención, resulta exótico para nuestros sentidos conocer personas con otras costumbres y tradiciones.
De la misma manera que a Paco Martínez Soria le atraían las suecas, una especie de mantis religiosa sufre el mismo padecimiento, sólo que con las sudafricanas.
Según cuentan los investigadores de un estudio publicado en la revista Royal Society Biology Letters, los machos nativos se sienten más atraídos por las hembras de la especie invasora que por las de su propia especie.
Existen dos especies de mantis religiosa en Nueva Zelanda. Una de ellas es la especie nativa, Orthodera novaezealandiae, y la otra una especie procedente de Sudáfrica, Miomantis caffra, que llegó en la década de los 70 y se extendió rápidamente por todo el país.
Las hembras de la especie invasora tienen el doble del tamaño de los machos nativos y practican el canibalismo sexual. Las hembras de las especies nativas, por otro lado, no son mucho más grandes que los machos y no son conocidas por ser sexualmente caníbales.
El Dr. Greg Holwell, ecólogo conductual de la Universidad de Auckland y coautor del estudio, y sus colegas investigaron la interacción entre las dos especies utilizando un dispositivo llamado Y-maze olfactometer, algo así como un olfatómetro en forma de Y.
La prueba consistía en probar varios casos colocando distintos machos nativos frente al tubo con forma de Y, dándole dos caminos a elegir.
En uno de los casos, una hembra invasora se encontraba en el extremo de uno de los brazos, donde su olor quedó impregnado. Más tarde, el macho nativo fue arrastrado hacia donde se encontraba dicha hembra atraído por su olor.
Pero lo más sorprendente fue cuando se les dio la opción de elegir entre una mujer nativa o una invasora, los machos seguían eligiendo la especie equivocada.
Más tarde, los investigadores observaron lo que sucedía entre los machos y las hembras cuando se apareaban en su medio natural.
Los machos nativos se acercaban a las invasoras e intentaban aparearse como si fueran de su propia especie. No sólo sus intentos para aparearse eran fallido, sino que existía un inconveniente grave para tanto esfuerzo.
Desafortunadamente para los machos, las hembras invasoras se los comían hasta en un 70 por ciento de las veces
Dice Holwell.
Por el contrario, los investigadores encontraron que los machos invasores eran mucho más "inteligente" a la hora de procrear.
Los machos invasores habían evolucionado su sistema de apareamiento, siendo mucho más cautelosos
Comenta Holwell.
Trataban de acercarse a sus hembras desde el ángulo correcto para no ser visto, pudiendo moverse más lentamente
Teniendo en cuenta estas estrategias, los machos invasores eran engullidos sólo el 40 por ciento de las veces.
Estos últimos hallazgos apoyan la idea de que la especie nativa se está viendo afectada significativamente por la otra invasora.
Holwell apunta al tipo de feromona de la mantis invasora, eso explicaría por qué resultan tan atractivas para los machos nativos. De hecho, la especie sudafricana en su medio de origen tienden a producir más feromonas para atraer a sus compañeros ante tanta competencia.
Vía | ABC
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