Los cangrejos boxeadores son unas extrañas criaturas que pueden convertir a un buen amigo en dos rasgándolo por la mitad, y así tener dos amigos o aliados en vez de uno.
Y es que estos diminutos cangrejos de una pulgada de largo transportan anémonas de mar, manteniéndolas en su lugar con ganchos especiales en los bordes interiores de sus garras. Con sus coronas de tentáculos ondulados, las anémonas parecen pompones, y los cangrejos parecen boxeadores provistos de guantes.
Anémonas bonsái
Estos cangrejos usan las anémonas para diversas cosas, y las llevan consigo a todas partes. Pero, para que no se descantillen, las mantienen pequeñas y débiles, como si fueran un bonsái que debe ser continuamente podado.
Así pues, si liberamos la anémona de un cangrejo, ésta tendrá pronto colores más brillantes, y sus tentánculos se harán más largos, incluso hasta doblar su tamaño. Los cangrejos, entonces, lo que hacen es mantener a las anémonas en un tamaño manejable.
Además, como se ha dicho, si el cangrejo atrapa a una anémona, la dividirá en dos para tener dos, una en cada garra. Para conseguirlo, el proceso es el siguiente: agarra la anémona en ambas garras, se desplaza hacia fuera, y utiliza sus piernas para cortar a través de la mitad. Y puesto que las anémonas pueden regenerar sus cuerpos, cada mitad eventual se convirte en un animal completo en su propio derecho. Es decir, que al dividir a la anémona en dos, el cangrejo tambien la clona.
Esto explica por qué los cangrejos boxeadores salvajes, incluso los más jóvenes, casi siempre tienen dos anémonas. Además, si ni siquiera es capaz de atrapar a una anémona, siempre puede tomar un fragmento de anémona de otro cangrejo. A veces, todos roban de todos un pedazo, y finalmente todo el grupo de cangrejos tiene clones y más clones de la anémona original.
Randy Brooks de la Universidad Atlántica de la Florida, que ha estudiado las relaciones entre las anémonas de mar y otros animales, dice que algunas especies sólo se encuentran en las conchas de cangrejos ermitaños. Esas anémonas son capaces de reproducirse dividiéndose por la mitad, por lo que tal vez los boxeadores sólo están acelerando un proceso que sus compañeros de anémona naturalmente sufren.
En cualquier caso, esta relación simbiótica entre cangrejos boxeadores y anémonas es, de nuevo, un ejemplo de que la vida es diversa y maravillosa, y que muchas veces la vida extraterrestre está aquí mismo.
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