El Coyote y el Correcaminos (Wile E. Coyote and the Road Runner) son los personajes de una serie estadounidense de dibujos animados creada en el año de 1949 por el animador Chuck Jones para Warner Brothers. Chuck Jones se inspiró para crear a estos personajes en un libro de Mark Twain, titulado Roughin It, en el que Twain denotaba que los coyotes hambrientos podrían cazar un correcaminos.
Para dar vida al pájaro de ficción, los creadores de la Warner se fijaron en el correcaminos (Geoco-ccyx californianus), ave del tamaño de un faisán que vive en los desiertos de México y Estados Unidos. También se le conoce como cuco chaparral. Aunque no desarrolla velocidades tan altas como en los dibujos animados, sino unos nada desdeñables 40 kilómetros por hora.
Todos nos alegrábamos de la mala suerte del Coyote. Sobre todo sus caídas en cañones o sobre un acantilado; viéndole caer desde lejos antes de ver la clásica nube de polvo que aparece cuando finalmente cae, con un efecto sonoro que era desde un choque hasta una explosión o una bocanada de humo.
Pero el Coyote, en comparación al Correcaminos, no era tan malo, por muy gracioso que fuera el “bip-bip” del Correcaminos.
El correcaminos es un implacable cazador desertícola que mata a picotazos a sus presas hasta hacerlas literalmente papilla. En sus territorios de caza, resulta fácil verle andar con parte del ofidio asomando por su pico, ya que no le cabe entero en el estómago.
Como ocurre de costumbre, los dibujos animados (sobre todo de la factoría Disney) infantilizan de tal modo a los animales, les insuflan tal aureola de bondad y honradez, que incluso existen estudios que indican que muchos accidentes con animales peligrosos se podrían haber evitado si la gente no tuviera una imagen tan pacífica de muchos animales.
¿O es que os creeíais que el ratón Mickey no es uno de los animales más peligrosos del planeta por todas las enfermedades que es capaz de transmitir?
Vía | Muy interesante