Sí, soy perfectamente consciente de lo absurdo de la cuestión: si estoy bebido, ¿al picarme un mosquito éste se emborrachará? Pero, en ocasiones, las preguntas más absurdas u ociosas también sirven para explicar cómo funciona el mundo.
Quizá también por lo absurdo de la cuestión, nadie ha llevado un estudio serio al respecto (todavía). Pero tenemos algunas pistas.
La primera es que las abejas vuelan dando tumbos cuando están expuestas al alcohol. También las moscas de la fruta obtienen peores resultados en determinadas pruebas. Así que podemos, en principio, deducir que un mosquito también puede ser víctima del alcohol.
Si una persona se bebe diez copas puede llegar a tener un 0,2 % de alcohol en sangre. Para un mosquito, pues, una copa sanguínea con un 0,2 % de alcohol es como beberse una cerveza rebajada 25 veces.
Sin embargo, la dieta de los mosquitos puede haber hecho que éstos sean especialmente tolerantes al alcohol. Por ejemplo, en la dieta cotidiana de un mosquito también hay frutas y plantas fermentadas que contienen al menos un 1 % de alcohol. Además, el alcohol que ingieren los mosquitos, así como cualquier otro fluido que no sea sangre, se transfiere a un órgano de retención donde las enzimas lo descomponen antes de que afecte al sistema nervioso.