Sólo en Estados Unidos, las abejas polinizan cultivos por valor de 19.000 millones de dólares al año. Sin ellas no existiría la agricultura y toda la cadena trófica se iría al garete. Por ejemplo, para polinizar una hectárea de manzanos son necesarias 80.000 abejas; y en una hectárea de manzanos produce 500.000 manzanas (700 manzanas por manzano). Imaginaos el poder que tiene este pequeño insecto, y la de veces que hemos deseado aplastarlo si saber que su extinción comportaría, tal vez, la nuestra.
Ahora, según un reciente estudio publicado en la revista PLos ONE, las abejas transportan a la colmena mayores cantidades de propóleo, una mezcla de cera y resinas de plantas con propiedades antifúngicas cuando una colonia es infectada por hongos patógenos.
En palabras de Michael Simone-Finstrom, investigador de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU) y autor del estudio:
Este comportamiento ha evolucionado porque el beneficio que supone traer la cantidad extra de resinas a la colmena compensa los costes. La colonia sabe que merece la pena el esfuerzo.
Además, las abejas saben detectar si los hongos en cuestión son patógenos o no.
Este trabajo posee implicaciones prácticas en el mundo de la apicultura. Por ejemplo, los apicultores estadounidenses suelen preferir colonias con menos resinas. Sin embargo:
ahora sabemos que esta es una característica que vale la pena promover, ya que ofrece a las abejas una defensa natural.