La competición darwiniana de los genitales del pato

Contemplar cómo un pene de pato explota a cámara lenta es una imagen difícil de borrar de tu mente. Estos vídeos, obtenidos por Patricia Brennan, de la Universidad de Massachusetts Amherst, fueron obtenidos en el transcurso de un estudio sobre los patos criollos. Podéis ver alguno aquí abajo.

En realidad se llaman seudopenes, y puede observarse cómo se extienden y eyaculan, demostrándonos, una vez más, que la naturaleza es más fascinante que cualquier novela de ciencia ficción. En la vida real, por supuesto, estos mecanismos van mucho más deprisa.

En el mundo real, la erección del pato requiere menos de un tercio de un segundo. Se dispara a una velocidad de 1,6 metros por segundo. La eyaculación semeja un cañón. Frente a una miembro como éste, pues, no es tan extraño que el conducto reproductor de la pata también haya evolucionado de un modo grotesto (o estilo Cronenberg, por aludir a la estupenda serie Rick y Morty).

La pata tiene el control

El conducto reproductor de la pata tiene forma de tirabuzón, como el órgano masculina, pero el quid de la cuestión es que la espiran avanza en el otro sentido, al revés, con lo que es incompatible con el pene del macho. Tal y como abunda en ello Jules Howard en su libro Sexo en la Tierra:

Y no olo eso: tiene varios recovecos ciegos y desvíos sin salida. No es que se parezca: es un templo inca. Es ridículo. Una obra maestra. Es arte evolutivo. ¿Y por qué? Al parecer, las hembras han desarrollado tan complejos genitales para bloquear los avances indeseados de los machos. Dicho de otra manera: han generado un mecanismo que les permite hasta cierto punto decidir quién fertiliza sus huevos. De acuerdo con los investigadores, los machos fuerzan uno de cada tres apareamientos, pero solo el tres por ciento de los huevos que ponen las hembras son fertilizados por esos abusones.

Es decir, que la pata tiene el control, aunque no lo parezca. Y Patricia Brennan fue la primera en describir hasta qué punto resulta eficaz el conducto femenino cuando se quiere repeler un pene indeseado.

Estamos, pues, ante dos genitales, masculino y femenino, que han evolucionado en una larga carrera armamentística. Ellos quieren la mayor descendencia posible; ellas, la mejor descendencia posible:

Recientemente, las cloacas de los patos y lo que ocultan en su interior han despertado el interés de muchos científicos, y yo he disfrutado repasando sus investigaciones durante las últimas semanas. Generalmente, de acuerdo con la bibliografía especializada, la vagina de la pata odia al macho.

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