En toda familia tiene que haber una “oveja negra“, un miembro diferente y poco querido por ser demasiado rebelde.
Aunque en mi familia hay varios miembros con “tonalidades grises”, ninguno de ellos es tan “oscuro“ como él.
Obviamente os estoy hablando de mi familia, las Solanáceas, y del Estramonio (Datura Stramonium), mi familiar más venenoso.
Desgraciadamente se ha puesto de moda salir con él de fiesta y no tengo ni idea por qué la gente accede, ya que es muy peligroso.
Y eso que le tenemos dicho que sólo salga con gente que le conozca bien, pero ya os he dicho que es un rebelde y no nos hace caso.
Supongo que el hecho de que pertenezca a la flora arvense de nuestro país y crezca por todos sitios, facilita que la gente haya oído hablar de él y de las cosas que hacía en otros tiempos cuando se relacionaba con brujas, hechiceros, druidas y demás personajes mágicos.
Su problema es que tiene el mal dentro, en las semillas, donde guarda alcaloides derivados del tropano como atropina, hiosciamina y escopolamina.
La actividad anticolinérgica de estos alcaloides produce un delirio alucinatorio incontrolable de numerosas horas, cuando no la muerte.
Los animales saben reconocerle por su mal olor y peor sabor, por lo que no es habitual la intoxicación en estos casos.
Como muchos sabréis, la mayoría de los fármacos se obtienen del medio vegetal, eso no quiere decir que se puedan tomar directamente porque primero hay que procesarla, aislar los componentes y preparar las dosis adecuadas a cada necesidad.
Por esta razón, os digo que tengáis cuidado con Estramonio porque no es agradable, ni para nada placentero. Mata.
En fín, os podría contar más cosas pero serían demasiados trapos sucios sobre la familia y como dice el refrán, “mejor lavarlos en casa“.