Polvo eres y en polvo te convertirás, suele decirse desde la óptica religiosa. Pero lo cierto es que, a tenor de las cifras, más que polvo lo que parece constituir nuestra esencia es el líquido. Como si todo un mar anidase dentro de nosotros. Más que de carne y huesos, los seres humanos parecen ser uno de esos globos de agua que los niños te tiran a traición. Ya decía Heráclito que la vida es un río, ¿no?
Por ejemplo, si sumamos todos los litros de líquidos que nuestro cuerpo produce, recicla, expulsa y absorbe al día por el aparato digestivo, los riños, las mucosas y las glándulas varias, resulta que aparecen 180 litros. Habéis leído bien. 180 litros. Vayamos a desglosarlos.
170 litros son de la sangre que pasa diariamente por los riñones para ser depurados.
3 litros de jugos gástricos que al cabo del día produce el estómago.
8 litros de secreciones que pasan a través del aparato digestivo.
1,5 litros de orina que se vierte a diario por el organismo.
1 litro de saliva.
0,9 litros de agua es lo que aspiramos con el aire y expelemos con el sudor (por término medio, claro, que hay algunos que sudan mucho más).
0.6 litros de bilis que el organismo segrega y hace pasar desde la vesícula hasta el duodeno.
0,5 litros es la cantidad de leche que las glándulas mamarias de una mujer pueden producir al cabo de un día. Es dos días, ya tiene una botella.
0,1 litros corresponde a la cantidad de líquido que diariamente se pierde a través de las heces.
0,07 litros es el volumen de líquido que una mujer puede llegar a perder cada mes durante el periodo menstrual.
0,007 litros es la cantidad de lágrimas (verdaderas o de cocodrilo) que en un día pueden llegar a producir las glándulas lacrimales. Aunque habrá días que seguramente segregaremos el doble o el triple, ya se por la risa o por la tristeza.
En definitiva, si el ser humano es algún tipo de máquina, sin duda es una máquina hidráulica.
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