¿Qué ocurre dentro de nuestro cráneo cuando iluminamos ideas nuevas, cuando inventamos nuevas historias, cuando buscamos soluciones creativas?
La creatividad, uno de los misterios de la ciencia, retira otro de sus velos gracias a la investigación de Aaron Berkowitz (etnomusicólogo en la Universidad de Harvard) y Daniel Ansari, (psicólogo de la Universidad de Ontario Occidental), que han colaborado en un experimento diseñado con el fin de estudiar la actividad cerebral durante la improvisación musical.
El equipo utilizó para su estudio a 12 pianistas de formación clásica, con edades de entre 20 y 30 años, y unos 13 años de entrenamiento en la interpretación con su instrumento. Para observar qué partes de sus cerebros se activaban y cómo interactuaban entre sí emplearon escáneres cerebrales de resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI).
Ansari y Berkowitz descubrieron una superposición entre la improvisación melódica y la improvisación rítmica en tres áreas cerebrales:
-La corteza premotora dorsal (dPMC): recibe información sobre dónde se halla el cuerpo en el espacio, traza un plan motor y lo envía a la corteza motora para que lo ejecute. La improvisación musical es un actor motor.
-La corteza cingulada anterior (ACC): involucrada en la resolución de conflictos. En la improvisación musical esto es fundamental, pues se decide continuamente qué tocar y cómo tocarlo.
-El giro frontal inferior / corteza premotora ventral (IFG/vPMC): participa en el proceso de la comprensión del lenguaje y la expresión oral. También se activa cuando la gente escucha y capta debidamente la música, pero en el estudio se ha mostrado que además interviene en el proceso de creación musical.
Vía | La Flecha