A no ser que seáis peludos y un nido de gérmenes patógenos, es decir, repugnantes ratas de cloaca, probablemente desconozcáis en gran medida todo lo asombroso que esconde el subsuelo de vuestra ciudad.
Pero hay una clase de persona para la que el subsuelo urbano no hay secretos: la Unidad de Subsuelo, algo así como una policía de los bajos fondos, en el sentido más literal de la palabra.
Por ejemplo, en Madrid, la Unidad de Subsuelo está constituida por 37 agentes que patrullan las galerías subterráneas (de unos 200 km., por donde transcurren el agua limpia y el cableado de las telecomunicaciones) y los colectores (1.800 km., con el agua fecal de las casas).
Estos agentes no sólo deben superar pruebas de resistencia física o de vértigo y claustrofobia, también deben ser vacunados contra casi todo: desde rabia a hepatitis. Como la versión urbanita del barón Von Humboldt antes de partir hacia tierras exóticas.
Estos hombres topo jamás pasan allá abajo más de 2 horas seguidas porque no hay buen oxígeno. En contra de lo que se cree, el metano no es tóxico, pero quita oxígeno del volumen total del aire.
Las ratas que encuentran allí abajo no tienen fulgurantes ojos rojos, como brasas, pero son tremendamente listas y maquiavélicas. El Ayuntamiento debe cambiarles el veneno cada cierto tiempo porque, si ven comida, una de ellas la prueba y, si en ocho días no se ha muerto, entonces las demás también comen.
Es fácil extraviarse por este dédalo de pasillos. No hay referentes ni telecomunicaciones: ni walkies ni móviles tienen cobertura. Usan claves y dejan señales, como miembros de una logia secreta.
Ayudan a resolver crímenes, porque muchos asesinos tiran el arma a la alcantarilla. También controlan que no haya túneles para robar bancos, y vigilan casas de personalidades y joyerías con cámaras subterráneas.
Y si la Familia Real se desplaza por la ciudad o hay pleno del Congreso o del Senado, estos polis subterráneos hacen un itinerario bajo tierra paralelo al que se hace sobre el suelo. Con la boda del Príncipe, por ejemplo, tuvieron que revisarlo todo con lupa tres meses antes, y si era necesario sellaban accesos.
La primera de estas unidades fue creada en Madrid en 1958, dado que ya entonces la capital de España contaba con un un complejo entramado de redes subterráneas, galerías de servicios, alcantarillado, etc. Hoy en día, todas las grandes ciudades cuentan con una unidad de similares características. Aunque no las podáis ver a menudo.