Una mariposa monarca pesa unos 500 miligramos. Y una gota de agua unos 70 miligramos. A escala humana, seria el equivalente a recibir un golpe con una bola de diez kilos de peso que cae desde el cielo. No es sorprendente que las mariposas quieran esconderse de la lluvia.
De hecho, tienen aun más problemas. La humedad y el frío pueden afectar a sus alas impidiéndolas volar. Incluso los días nubosos pueden ser un problema, ya que las mariposas necesitan la luz solar directa para calentar los músculos que utilizan para volar. Así que cuando desaparece el sol o disminuye la radiación por cualquier causa las mariposas vuelan a sus refugios nocturnos.
En última instancia, cuando las mariposas presienten que se acerca la lluvia, lo que hacen es esconderse para evitar todos estos problemas. Para ello les sirve cualquier tipo de soporte que les proteja del agua. Una hoja, el tallo de una planta o cualquier construcción humana les sirven para ocultarse
Pero son muy capaces de superar sus limitaciones de formas casi increíbles. Estas mariposas son famosas por sus largas migraciones que les llevan desde las montañas Rocosas hasta Michoacán en México. Y, aun más espectacular. Estas mariposas son de los pocos insectos capaces de realizar vuelos trasatlánticos. En ocasiones se han localizado mariposas que han cruzado el Atlántico hasta las Islas Británicas. No esta nada mal cuando unas gotas de agua pueden acabar contigo.
Vía | Scientific American