Las huellas de ADN dentro de las heces de los animales están ayudando a científicos a entender el movimiento de los camellos salvajes y por qué el número de renos están en declive.
Estas fueron algunas de las aplicaciones de un campo cada vez más conocido, el de código de barras de ADN, que fue presentado en una Conferencia Internacional en Adelaida (Australia).
Así como los códigos únicos que se utilizan para registrar los productos en una tienda o almacén, los científicos están utilizando códigos de barras de ADN para identificar rápidamente especies vegetales y animales, ya que son lo suficientemente grandes como para mostrar las diferencias genéticas entre distintas especies, pero suficientemente pequeños para un análisis rápido.
Según los investigadores, la fuerza de los códigos de barras de ADN reside en la capacidad para identificar las muestras pequeñas que no pueden ser reconocidos por el microscopio, como los huevos de insectos.
El Dr. Hugh Cross, biólogo molecular, está usando con su equipo los códigos de barras de ADN para identificar que especies de plantas sirven de alimento a los más de un millón de camellos salvajes que actualmente conviven en el interior de Australia.
Utilizando esta tecnología, los científicos están en mejores condiciones para seguir los movimientos de camellos.
Según Cross, los camellos salvajes están causando daños a los ecosistemas del desierto y puede que estén detrás de la extinción de especies locales, tales como Quandong. Y lo que es peor, propagando las malas hierbas por todo el desierto con la deposición de las semillas en las heces.
En la otra punta del mundo, el Dr. Aron Fazekas, un genetista de la Universidad de Guelph en Canadá, usa los códigos de barras de ADN para estudiar la dieta de los caribúes.
La reciente disminución de caribú, también conocido como reno, ha sido clave para colocarlos en la lista de especies en peligro de extinción. Se cree que la mala alimentación puede ser parte de la culpa.
Fazekas quiso averiguar lo que el caribú comía durante el invierno y lo que encontraron fue que su dieta consistía principalmente de líquenes, un organismo compuesto de algas y hongos.
La identificación de los restos de líquenes en los excrementos de caribú sería casi imposible sin el código de barras de ADN.
Algunas especies de animales pueden dejar fragmentos en su excremento, por lo que se puede ver que hay una parte obvia de la hoja. Con el caribú es imposible, realmente es necesario el uso de técnicas moleculares para averiguar lo que están comiendo
Casi todas las especies encontradas eran de un mismo género, Cladonia, que crecen en el suelo de los bosques. Curiosamente, esta fuente de alimento está siendo dañada por herbicidas usados en prácticas forestales, por lo que pueden estar detrás del deterioro de la salud del caribú.
Si vamos a acabar con todos los líquenes para regenerar los bosques, es importante saber el efecto que tiene sobre la dieta de los caribúes
Y es que, como pasa en cualquier estructura, si falla la base… ¡esto se cae!
Vía | ABC