Dicen que el diagrama chino utilizado para decir "crisis" está compuesto por dos: "problema" y "oportunidad". Quizá sea solamente una leyenda urbana, pero lo cierto es que la crisis ambiental global que sufre el planeta no se solucionará fácilmente si no surgen oportunidades de los problemas. El presidente del gobierno español, en uno de los debates pre-electorales, aludió al problema del cambio climático desde una perspectiva interesante: las empresas españolas están en lo más puntero a nivel mundial en cuanto a energías renovables. ¿Por qué no convertir el problema en una oportunidad?
Los empresarios, siempre atentos a las necesidades (reales o imaginadas) de la sociedad, han creado un nuevo mercado en el que invertir: Climate Capital Network. Es una red de organizaciones privadas, empresas e instituciones públicas, creada como punto de encuentro de inversores de grandes capitales, compañías y expertos, con el fin de que el cambio climático se convierta en una oportunidad de negocio, basado en el desarrollo de energías alternativas, sistemas eficientes y demás ecotecnologías.
Dos cosas se le pueden ocurrir a uno: una buena y otra mala. La buena es: es necesaria la iniciativa (con legítimo afán de lucro) para solucionar problemas, ya que iniciativas de otro tipo o son minúsculas o se basan en los dineros del contribuyente mediante la simple acción de los organismos públicos. Probablemente la eficiencia de los sistemas se logre antes si existe una competición leal entre empresas en busca de su propio beneficio (que al final redunde en el de todos) que fiándose de las buenas voluntades de los gobiernos y políticos.
La mala cosa que a uno se le puede ocurrir es: ¿hasta qué punto desvirtúan estas iniciativas las subvenciones con las que cuentan las empresas que desarrollan energías renovables? Recordemos que en España, por ejemplo, se subvencionan hasta el 75% de los costes de instalación y las empresas eléctricas están obligadas ¡por ley! a comprar la electricidad producida. Muchos opinan que el "cambio climático" (o sus supuestas catastróficas consecuencias) son una creación mediática con el fin de revitalizar el mercado o simplemente para que unos pocos bolsillos se lucren basándose en el miedo social y toma de decisiones gubernamentales sesgada. Sin equiparar opiniones y evidencias, y aunque esto no sea así, hay que tener en cuenta que los intereses económicos también mueven el mundo. Y eso influye en que el cambio climático esté en primera plana (por delante de otras cuestiones medioambientales).
En cualquier caso, el desarrollo de tecnologías limpias parece que va a ir a más, y eso no será lo peor que le pase al mundo. Como dicen los de la Climate Capital Network en su portal: "Bienvenido a la Tercera Revolución Industrial".
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