No todas las consecuencias de la crisis están siendo negativas. Al menos, está sirviendo para darle un pequeño respiro a la Tierra. Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía, estamos ante el mayor descenso en emisiones de gases invernadero de las últimas cuatro décadas.
Según las estimaciones de este organismo, este año se producirá un descenso del 2,6 % en las emisiones. Por comparar, en la crisis del petróleo de 1981 el descenso de emisiones fue del 1,3 %, es decir, la mitad. El buen dato ha sorprendido en el mundo de la lucha contra el cambio climático, aunque hay que recordar que es una situación coyuntural.
La principal razón del descenso es la caída en la producción industrial debida a la crisis económica. Además, la construcción de centrales térmicas se ha frenado por completo. El giro en la política medioambiental en Europa, China y Estados Unidos también aporta su granito de arena.
En el caso estadounidense, este año se han aprobado nuevos estándares sobre las emisiones permitidas en los automóviles. Esto es un hito para una sociedad tan motorizada (y tan acostumbrada a los coches grandes y el petróleo barato) como es la norteamericana.
Estas cifras suponen un interesante punto de partida para la cumbre sobre cambio climático que se celebrará en Copenhague en diciembre, y que será el comienzo de largas negociaciones para establecer en 2012 un nuevo pacto medioambental que sustituya al Protocolo de Kyoto.
Ahora es responsabilidad de los líderes mundiales continuar en esta senda de descenso de emisiones. Cuando la economía se recupere, debería hacerlo siguiendo un modelo menos destructivo con el entorno. Esperemos que sea así.
Vía | New York Times
Imagen | Abulic Monkey
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