Los agro(bio)combustibles han sido presentados a veces como la solución más inmediata disponible para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Efectivamente, si se usa como carburante un material procedente de un cultivo, no se emitirá más de lo que el propio cultivo ha fijado. Y el balance de dióxido de carbono es mucho menor que en el caso de los combustibles fósiles. Sin embargo, esta solución no deja de tener inconvenientes. Ahora el parlamento británico insta a la Unión Europea a abandonar el uso de este tipo de combustibles. Las razones que dan son variadas.
Sostienen que el uso de estos combustibles resulta dañino para el medio ambiente y empobrece aún más a los países más pobres. Afirman que la Unión Europea no se ha preocupado de que la producción creciente de este tipo de carburantes está dañando las selvas tropicales, para aumentar zonas de cultivo, además de competir con cultivos alimenticios que son absolutamente necesarios para la población de los países en desarrollo. Además de eso, incrementos en la demanda de agua, uso abusivo de pesticidas y abonos, posibilidad de especies invasoras, etc.
La crítica a la política llevada por la UE es fuerte. Tildan de temerario el fomentar a toda prisa el uso de agrocombustibles sin tener en cuenta todas sus consecuencias ambientales. Es un ejemplo de lo que puede pasar cuando el "cambio climático" se convierte en un demonio no medido, cuando se convierte en un fenómeno no estudiado por científicos sino por periodistas y políticos, cuando se magnifica de tal modo que todo vale para frenarlo, cuando aprovechándose del tirón de los telediarios los políticos buscan una popularidad fácil tomando medidas apresuradas y no meditadas. Es un ejemplo de lo que pasa cuando todo vale con tal de frenar a las glaciaciones europeas, tsunamis in crescendo, hambrunas infinitas y demás jinetes del Apocalipsis.
El uso de agrocombustibles debe llevarse a cabo con cabeza. Siendo una alternativa, parte de una solución a un problema ambiental real. Pero no convertirlo en otro problema ambiental en aras de lo políticamente correcto, agravando la pérdida de hábitats y cambio de usos del suelo que, hoy por hoy, es el verdadero y mayor problema ambiental que hay en el planeta.
Como no podía ser de otro modo, la Comisión Europea de Energía, encabezada por Andris Piebalgs, sostiene que los agrocarburantes son "la forma más rápida de todas las viables para frenar el preocupante aumento de los gases de efecto invernadero en el sector del transporte", tachando de "no pertinente" la advertencia de los británicos. El Principio de Prudencia, fundamento de la lucha contra el cambio climático, parece haber sido olvidado en este caso. ¿O será que exageran los británicos? Y quizá las garantías y certificados que se les van a exigir a los agrocarburantes sean funcionales. ¿Lo son o serán? ¿Son válidos los criterios utilizados? ¿Hay herramientas de control suficientes?
¿Será esto, de nuevo, pan para hoy y hambre para mañana?
Vía | El Mundo
En Genciencia | Biocombustibles y especies invasoras