Existe una creencia generalizada de que el CO2 se trata de un compuesto tóxico y no es así. Es un compuesto natural y la corteza terrestre es capaz de generar y almacenar CO2.
Los problemas derivados del dióxido de carbono tienen lugar cuando se produce un descenso o un aumento brusco de este compuesto en la atmósfera, ya que conlleva al efecto de calentamiento (o glaciación) global.
La Ciudad de la Energía, situada en El Bierzo (León), y la instalación de Almacenamiento Geológico de Dióxido de carbono en Hontomín (Burgos) forman el Proyecto Compostilla, un centro español de referencia mundial.
Actualmente, el 81% de la energía proviene de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas). Se calcula que baje a un 65% en 2050, el resto se prevé que se obtengan de las renovables y nucleares.
A raíz de esta premisa, de que no desaparecerán del todo las “energías sucias“, nace la tecnología de captura de CO2. Proceso que ha sido rechazado por los ecologistas, al suponer la perpetuación de la quema de combustibles fósiles.
Los responsables del Proyecto Compostilla, subvencionado por la Unión Europea con una inversión de 128 millones de €, defienden la tecnología de almacenamiento de dióxido de carbono porque
lo ha hecho la naturaleza a lo largo de la historia en los almacenamientos geológicos de agua, petróleo, CO2 y gas
Como explica Modesto Montoto, director del Programa de Almacenamiento de CO2.
El proceso consta de tres fases: captura, que consiste en la separación del CO2 contenido en los gases de combustión; transporte, a través de las tuberías que llevan el gas natural o camiones cisterna, y el almacenamiento, que es a 800 metros bajo el suelo.
La apuesta de captura del CO2 podría evitar del 18 al 20% de emisiones en 2050. La captura y almacenamiento se pondrá en marcha a partir de mayo de 2012.
Vía | Diario ABC