Tal y como afirmó el que probablemente sea el mayor historiador de Internet, Roy Rosenzweig, “Internet carece de una figura fundadora central, de un Thomas Edison o de un Samuel F. B. Morse”. Así pues, hallar el lugar y el momento exacto del nacimiento de Internet es una tarea esquiva, casi quimérica. Como determinar qué fue antes, si el huevo o la gallina.
Después de todo, Internet es una red de redes, luego se requieren dos redes para constituirlo. ¿Cuál de ellas sería la primera?
Primero hemos de acotar la pregunta. Más que buscar el lugar donde empezó Internet, hemos de preguntar sobre el lugar donde estaba la primera caja. Y para ello hemos de viajar con nuestro DeLorean hasta la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), en 1969: el verano de Woodstock, la llegada del hombre a la Luna, hippies por doquier fumando marihuana…
Fue allí donde se instaló una máquina llamada procesador de mensajes de interfaz (IMP) bajo la supervisión de un joven profesor llamado Leonard Kleinrock. Era una tarde de sábado, durante el puente del Día del Trabajo de 1969. Una escena que describe vívidamente Andrew Blum en su libro Tubos:
un reducido grupo de alumnos de posgrado que estudiaban computación se reunieron en el patio del Boelter Hall con una botella de champán. Yo, desde ese mismo lugar, evocaba la escena. Celebraban la llegada de su nuevo artilugio, grande, costoso, que llegaba ese día desde Boston por correo aéreo: una versión modificada y ampliada para usos militares de un miniordenador Honeywell DDP-516 (“mini” para la época, lo que significaba que la máquina pesaba más de 400 kilos y había costado 80.000 dólares, el equivalente a medio millón de dólares actuales). Provenía de la empresa de ingeniería Bolt, Beranek y Newman, ubicada en Cambridge, Massachusetts, que había firmado un contrato de un millón de dólares con el Departamento de Defensa para construir una red de ordenadores experimental, conocida como ARPANET.
Uno de los padres de Internet, pues, fue Kleinrock. Es uno de los padres porque tuvo otros teóricos. Por ejemplo, un profesor del British National Physical Laboratory llamado Donald Davies, por su cuenta, ya llevaba tiempo elucubrando sobre conceptos similares. De igual manera que Paul Baran, un investigador de la RAND Corporation de Los Ángeles.
Solo eran ideas que nadie había materializado aún. Aquella caja llegada a UCLA en 1969, y construida por el especialista en computación Larry Roberts, pues, era la primera pieza material del rompecabezas. La idea inicial fue que ARPANET conectara los ordenadores de cuatro universidades de la Costa Oeste: UCLA, Stanford Research Institute, Utah y California Santa Bárbara.
El IMP, aquella caja misteriosa, se instalaría entre el gran ordenador compartido del departamento de informática, llamado Sigma-7, y las líneas telefónicas especialmente modificadas que conectaban con las otras universidades. La caja tenía el tamaño de una nevera y era de color beige. Era de acero. Y tenía botones en el frontal.
Durante su primer mes de estancia en California, la IMP#1 estuvo sola en el mundo, una isla a la espera de su primera conexión.
El segundo momento histórico, su primera conexión, ocurrió el miércoles 29 de octubre de 1969. El IMP de la UCLA se conectó por primera vez con el IMP#2 instalado en el Stanford Research Institute.
Con los años, empezaron a florecer más redes en varios rincones del mundo. Pero el problema es que aquellas redes no estaban conectadas entre sí. Eran como autopistas privadas desconectadas unas de otras. Hasta el que llegó el Año Nuevo de 1983.
Todos los ordenadores centrales de ARPANET adoptaron las reglas electrónicas que siguen siendo la piedra angular básica de Internet. En términos técnicos, modificaron su protocolo de comunicaciones, o lenguaje, dejando de usar NCP (Networtk Control Protocol) para usar el TCP/IP (Transmission Control Protocol/Internet Protocol).
El TCP/IP propició que Internet se convirtiera en lo que es hoy en día. En 1986 sólo había 400 redes o “sistemas autónomos” en Internet. En 2011 eran más de 35.000. Y el número de ordenadores asociados a estas redes también creció: en 1985 había 2.000 ordenadores con acceso a Internet. A finales de 1989, 159.000. En 2011, el número de usuarios de Internet era de 2.000 millones.
Internet, que durante casi veinte años había sido una ciudad universitaria llamada ARPANET, había empezado a parecerse más a una metrópolis.