Tomemos un ejemplo del mundo real particularmente conflictivo: sería imposible preguntar a los 6,7 millones de personas en Libia exactamente cómo se sienten acerca de la situación política actual, porque incluso si solo dedicara 10 minutos por persona, hacerlo llevaría 127 años, sin mencionar que el encuestador podría ser parciales, corrupto o ignorante.
Sin embargo, una inteligencia puede prestar atención a miles de flujos de datos simultáneamente en tiempo real. Se podrían eliminar las encuestas y sondeos tradicionales utilizando una inteligencia artificial no solo para presentar las preguntas y registrar las respuestas, sino para identificar sesgos y recopilar e interpretar los resultados en tiempo real.
Mejor democracia
Sabemos que una pregunta puede inducir una respuesta particular en función de cómo esté formulada. También las preguntas pueden estar limitadas a cuestiones que no tienen en cuenta todo el problema: por ejemplo, preguntar sí o no a la independencia de Cataluña puede ser torticero en el sentido de que mucha gente quiere la independencia, pero ¿por qué no preguntar independencia de esta manera o de esta otra? ¿O independencia frente a otra medida diferente? Etcétera.
No obstante, diseñar encuestas y sondeos a través de una inteligencia artificial originaría una mayor transparencia y responsabilizaría a quienes hacen las preguntas por cualquier pregunta engañosa, intencional o de otro tipo. Además, les daría a los encuestadores y científicos la oportunidad de hacer preguntas de seguimiento, explicar la confusión y lidiar con datos extravagantes de inmediato.
Y es algo que ya estamos empezando a hacer. Volviendo al primer ejemplo, cuando las fuerzas libias firmaron un alto el fuego el año pasado, no fue la astucia de los políticos o la diplomacia de los embajadores quienes negociaron la paz. Fueron las Naciones Unidas y una startup de IA relativamente desconocida. Esta startup se llama Remesh y crea herramientas que permiten a las organizaciones realizar encuestas en tiempo real con más de 1.000 personas simultáneamente.
Básicamente, el sistema permite mostrar información de una audiencia en vivo. Por ejemplo: si quisieras sondear a 100 personas sobre el sabor de un nuevo dulce, tradicionalmente les enviarías un cuestionario y luego contarías las respuestas para ver qué pensaba la mayoría. Pero con Remesh, puedes hacer preguntas de seguimiento casi en tiempo real para brindarles a los encuestados la oportunidad de expandirse o explicar.
Y, en lugar de encargarle a un pobre equipo de humanos que intente moderar las respuestas de cientos o miles de personas a la vez, la IA hace todo el trabajo pesado casi instantáneamente. Básicamente, Remesh convierte los resultados de la encuesta en una conversación con las personas que la responden, mientras la realizan. Según lo explica el Washington Post:
Se pidió a los participantes en Yemen y Libia que visitaran un enlace web, respondieran preguntas abiertas y respondieran a las encuestas en sus teléfonos inteligentes. Se les pidió que identificaran a qué comunidad representaban o con qué partido se identificaban fuertemente. Toda la información fue compartida con figuras políticas locales que pudieron responder en vivo por televisión o actuar de acuerdo a lo que diga la audiencia.
Este tipo de estrategias podría abrir camino a otros tipos de democracia más pura, o quizá menos tendenciosa. Después de todo, el término democracia se ha convertido en una palabra comodín cuando ni siquiera somos capaces de definirla (pues tiene innumerables acepciones).
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