Demos respuesta a la cuestión acerca de la función de la barbilla (típica del ser humano). Repasando los comentarios, se pueden dividir las posibilidades en unos pocos grupos principales, que reúnen la mayoría de las respuestas posibles dadas por los lectores: 1) protección de la mandíbula; 2) lenguaje hablado; 3) atractivo o selección sexual, 4; la barbilla como efecto colateral (asociado a otras causas o funciones).
Aunque muchos lectores se han referido a la barbilla como una protección en caso de caída (al adoptar el ser humano una postura bípeda), se equivocan. La habilidad para caminar erguidos ha ido evolucionando, y las caídas son bastante infrecuentes. Es decir: para la especie ha sido mejor desarrollar el equilibrio que desarrollar "escudos". Además, los primates más propensos a las caídas no son precisamente los humanos, que viven a ras de suelo, sino los primates arborícolas, que tampoco presentan ninguna estructura protectora. Otros animales bípedos tampoco presentan nada semejante.
Tampoco tiene que ver con el desarrollo del habla. No hay una relación directa entre tener barbilla y una mayor capacidad vocal. Al fin y al cabo, las estructuras que generan el habla son principalmente la glotis, lengua y labios, y no está claro que el tener barbilla mejore la habilidad en el habla. Además, otras especies humanas que han utilizado el habla, carecían de barbilla (Homo habilis, Homo florinsiensis, etc).
La posibilidad de la selección sexual puede haber tenido un cierto papel a la hora de mantener este rasgo, pero no explica su aparición. Generalmente la selección sexual opera sobre rasgos que en origen tienen una función definida y diferente, que hacen a su portador un ser más adaptado al entorno, y por tanto es preferido por individuos del sexo opuesto. Por ejemplo, un ave macho con las plumas de la cola un poco más largas que la media puede maniobrar algo mejor. Las hembras que escogen a machos con plumas largas en la cola, resultan beneficiadas, por lo que esa tendencia o preferencia se fija en la población. Con el tiempo, habrá machos con plumas tan largas que no vuelen mejor, pero que sean escogidos a pesar de todo. En este caso el rasgo se mantiene por selección sexual, pero no tiene ahí su origen.
En realidad, la barbilla no tiene ninguna función. Algunos lectores ya habían apuntado esta posibilidad. Efectivamente, buscarle una función a la barbilla es un error típico, ejemplo del paradigma panglossiano (del que se habló ya en el post sobre las hienas). La barbilla resulta solamente de la reducción (y no del crecimiento) del hueso. Como se ve en la imagen, homínidos más primitivos tenían una mandíbula poderosa con dientes prominentes y grandes, capaces de seguir una dieta fibrosa y erosiva. Con la aparición del fuego y otras tecnologías, el ser humano ha pasado a una dieta "blanda", y de paso reduciendo progresivamente el tamaño (y número) de sus dientes. Por tanto el hueso que los sostiene ha ido reduciéndose rápidamente de tamaño. Mientras que los dientes se retráen, el resto del maxilar inferior no lo hace, y de ahí resulta el característico promontorio llamado barbilla.
El hecho de que la barbilla no desaparezca puede deberse a selección sexual y/o a que no resulta ningún inconveniente para su portador. O quizá se esté perdiendo poco a poco, debido a presiones selectivas más "suaves".