En cualquier bote de aerosol que tengamos por casa descubriremos una serie de advertencias sobre su uso, entre las cuales se encuentra el que no se acerquen a fuentes de calor o no se perfore su carcasa.
Con todo, cada año hay accidentes con los botes de aerosol. No solo al acercarse a una llama, sino debido a la exposición al sol. Los botes, entonces, estallan como si fueran bombas. En febrero de 2000, por ejemplo, una anciana de Maryland dejó unos aerosoles pegados al piloto luminoso de la cocina de gas de su caravana y los botes explotaron reventando las ventanas y combando las paredes.
Así pues, ¿cuánta presión hay en el interior de un bote de aerosol para que se conviertan en armas tan mortíferas?
Según la asociación británica de fabricantes de aerosoles, la Aerosol Manufacturers Association, los botes tienen una presión de entre 2 y 8 atmósferas. Es decir, el equivalente a entre 2 y 8 kilómetros por centímetro cúbico. Es decir, que causan una explosión capaz de ser mortal.
Por esa razón, se llena sólo una parte con líquido y se deja espacio para albergar una posible expansión a través de la base cóncava y la parte superior. Además, los aerosoles se comprueban uno a uno antes de salir de fábrica pasándolos por un baño de agua caliente que aumenta la presión del bote: así se comprueba su resistencia e integridad.
En todo caso, aquí tenéis la oportunidad de ver lo que puede llegar a hacer un simple bote de aerosol:
Vía | ¿Por qué la araña no se queda pegada a la tela? de Robert Matthews